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Crónica de una imposición
Por EDUARDO MARTÍNEZ BENAVENTE
Julio 1, 2012
La mayoría de los medios de comunicación, principalmente los de Televisa y TV Azteca, se encargarán este domingo mediante una amplia y machacona cobertura de preparar las condiciones y el ambiente para que los millones de mexicanos que estarán al pendiente del desarrollo de la jornada electoral acepten -antes de que termine el día- el triunfo del candidato del PRI, como algo natural y previsible, para lo cual han difundido previamente una serie de encuestas que favorecen por amplio margen al priista y que también han servido para desalentar a un buen número de simpatizantes de los otros candidatos.
A lo anterior habría que agregarle la campaña de declaraciones de analistas y funcionarios electorales que aseguran que el proceso será absolutamente limpio y que el sistema electoral aguanta cualquier intento de fraude. Pero lo que no han medido los impulsores de Peña Nieto, o que se resisten a darle la importancia que merece, son los efectos que tendrán los miles de videos y testimonios de los ilícitos que se recaben y que se propagarán inmediatamente a través de las redes sociales. Se trata de un fenómeno nuevo e impredecible que provocará, sobre todo entre los jóvenes, el rechazo a los resultados oficiales que más tarde se darán a conocer, y que si son capaces de organizarse y mantenerse unidos pueden poner de cabeza al gobierno. Si esto ocurre, el movimiento estudiantil #Yo Soy 132 surgirá como un valioso contrapeso en la vida democrática del país que podría cambiar la forma de hacer política y obligar a los medios electrónicos de comunicación a democratizarse y servir a la sociedad.
Las encuestas que conocemos no corresponden a la percepción de la mayoría de los ciudadanos. Cada vez son más los que rechazan o por lo menos ponen en tela de juicio los resultados de esas mediciones. Es impresionante escuchar que los vecinos, el taxista, el repartidor de alimentos, el abarrotero, los parientes y sobre todo los jóvenes manifiesten sin tapujos que su voto será por Andrés Manuel López Obrador, cuando hace apenas unos cuantos meses la campaña antipejista parecía haber causado un daño irreparable en su imagen que se traducía en un 40% de votos negativos a su candidatura. Ahora menos del 20% asegura que nunca votaría por él. Muchos electores que hasta poco nadie podía convencer que votaran por el tabasqueño optan hoy por el candidato de las izquierdas.
Sabemos que las casas encuestadoras, aún las más serias, se equivocan y que otras simplemente mienten porque sirven a los intereses de los que les pagan. Está comprobado que la mayoría de las encuestas que se publican no le atinan a los resultados electorales. El caso de Mitofsky es especial por el peso que ejerce ante la opinión pública y por el convenio que lo liga con Televisa y TV Radio que se encargan de darle publicidad a sus números. Esta empresa, por dolo o en el mejor de los casos por equivocación, tiende a minimizar el voto de la oposición al PRI hasta en 15 puntos porcentuales, es decir, para esta encuestadora siempre gana ese partido. Según un estudio del Centro de Investigación y Docencia Económicas, A.C. (CIDE), que dirige Leo Zuckerman, Mitofsky se equivoca en todas sus encuestas. En el caso de las elecciones para gobernador de Veracruz, en el 2010, le daba el 23% al candidato del PAN, cuando obtuvo el 41% de la votación; en Hidalgo, también en las elecciones para gobernador del 2010, le asignaba al PAN el 30%, cuando alcanzó el 45% de los votos; en Sinaloa, en el 2010, al candidato del PAN a la gubernatura le dio el 39% de la votación, cuando sacó el 52% y se alzó con el triunfo; en el 2010, en Quintana Roo se volvió a equivocar, al candidato del PRD sus encuestas lo señalaban con el 12%, resultando con una votación superior al 26%. Estos ejemplos son suficientes para desacreditar su encuesta por la presidencia.
No me cabe la menor duda que los priistas aplicarán en esta jornada todas las trampas que conocen para que su candidato gane la elección. Su objetivo es que el margen de diferencia entre el primero y segundo lugar sea de diez puntos porcentuales por lo menos, para que desde esa incómoda y lejana posición quede desmoralizado López Obrador y sus seguidores para reclamar cualquier fraude. Por eso el papel de las televisoras es tan valioso en esta ocasión, pues su tarea es la de manipular al electorado para que acepte mansamente los resultados, y si se llegaran a exhibir ilícitos importantes, entonces, desatar una intensa campaña en la que sus voceros argumentarían que los incidentes denunciados no son determinantes en el resultado de la elección.
Hoy, antes de que obscurezca, anunciarán que las actas que se han computadas le dan el triunfo al candidato del PRI por un amplio margen, lo que corroboraría las entrevistas de salida o a “boca de urnas” que se filtraron durante el día y que coincidirán con las primeras cifras que arrojarán los conteos rápidos que midieron los resultados registrados en las actas de cómputo oficial de cada una de las casillas seleccionadas en la muestra.
La candidata del PAN reconocerá hoy por la noche que los resultados no la favorecen. Los triunfos que obtengan los partidos de oposición en el Congreso, en los estados y municipios servirán como bálsamo para mitigar la cruda de la derrota electoral, y más en el Distrito Federal que retendrá el PRD la jefatura del gobierno. Todavía no hemos valorado los daños que el autoritarismo presidencial le causaría al país si el PRI y sus satélites se hacen del control de la Cámara de Diputados. Presumirán las autoridades electorales que la participación ciudadana alcanzó niveles superiores al 65% del listado electoral, que se instalaron casi todas las casillas y que no hubo incidentes graves que lamentar. Los excesos y fraudes que se cometan no tendrán importancia para éstos. Los capos del crimen organizado y las mafias de empresarios y políticos más peligrosas del país festinarán con entusiasmo el triunfo del priista.
Julio 1, 2012
La mayoría de los medios de comunicación, principalmente los de Televisa y TV Azteca, se encargarán este domingo mediante una amplia y machacona cobertura de preparar las condiciones y el ambiente para que los millones de mexicanos que estarán al pendiente del desarrollo de la jornada electoral acepten -antes de que termine el día- el triunfo del candidato del PRI, como algo natural y previsible, para lo cual han difundido previamente una serie de encuestas que favorecen por amplio margen al priista y que también han servido para desalentar a un buen número de simpatizantes de los otros candidatos.
A lo anterior habría que agregarle la campaña de declaraciones de analistas y funcionarios electorales que aseguran que el proceso será absolutamente limpio y que el sistema electoral aguanta cualquier intento de fraude. Pero lo que no han medido los impulsores de Peña Nieto, o que se resisten a darle la importancia que merece, son los efectos que tendrán los miles de videos y testimonios de los ilícitos que se recaben y que se propagarán inmediatamente a través de las redes sociales. Se trata de un fenómeno nuevo e impredecible que provocará, sobre todo entre los jóvenes, el rechazo a los resultados oficiales que más tarde se darán a conocer, y que si son capaces de organizarse y mantenerse unidos pueden poner de cabeza al gobierno. Si esto ocurre, el movimiento estudiantil #Yo Soy 132 surgirá como un valioso contrapeso en la vida democrática del país que podría cambiar la forma de hacer política y obligar a los medios electrónicos de comunicación a democratizarse y servir a la sociedad.
Las encuestas que conocemos no corresponden a la percepción de la mayoría de los ciudadanos. Cada vez son más los que rechazan o por lo menos ponen en tela de juicio los resultados de esas mediciones. Es impresionante escuchar que los vecinos, el taxista, el repartidor de alimentos, el abarrotero, los parientes y sobre todo los jóvenes manifiesten sin tapujos que su voto será por Andrés Manuel López Obrador, cuando hace apenas unos cuantos meses la campaña antipejista parecía haber causado un daño irreparable en su imagen que se traducía en un 40% de votos negativos a su candidatura. Ahora menos del 20% asegura que nunca votaría por él. Muchos electores que hasta poco nadie podía convencer que votaran por el tabasqueño optan hoy por el candidato de las izquierdas.
Sabemos que las casas encuestadoras, aún las más serias, se equivocan y que otras simplemente mienten porque sirven a los intereses de los que les pagan. Está comprobado que la mayoría de las encuestas que se publican no le atinan a los resultados electorales. El caso de Mitofsky es especial por el peso que ejerce ante la opinión pública y por el convenio que lo liga con Televisa y TV Radio que se encargan de darle publicidad a sus números. Esta empresa, por dolo o en el mejor de los casos por equivocación, tiende a minimizar el voto de la oposición al PRI hasta en 15 puntos porcentuales, es decir, para esta encuestadora siempre gana ese partido. Según un estudio del Centro de Investigación y Docencia Económicas, A.C. (CIDE), que dirige Leo Zuckerman, Mitofsky se equivoca en todas sus encuestas. En el caso de las elecciones para gobernador de Veracruz, en el 2010, le daba el 23% al candidato del PAN, cuando obtuvo el 41% de la votación; en Hidalgo, también en las elecciones para gobernador del 2010, le asignaba al PAN el 30%, cuando alcanzó el 45% de los votos; en Sinaloa, en el 2010, al candidato del PAN a la gubernatura le dio el 39% de la votación, cuando sacó el 52% y se alzó con el triunfo; en el 2010, en Quintana Roo se volvió a equivocar, al candidato del PRD sus encuestas lo señalaban con el 12%, resultando con una votación superior al 26%. Estos ejemplos son suficientes para desacreditar su encuesta por la presidencia.
No me cabe la menor duda que los priistas aplicarán en esta jornada todas las trampas que conocen para que su candidato gane la elección. Su objetivo es que el margen de diferencia entre el primero y segundo lugar sea de diez puntos porcentuales por lo menos, para que desde esa incómoda y lejana posición quede desmoralizado López Obrador y sus seguidores para reclamar cualquier fraude. Por eso el papel de las televisoras es tan valioso en esta ocasión, pues su tarea es la de manipular al electorado para que acepte mansamente los resultados, y si se llegaran a exhibir ilícitos importantes, entonces, desatar una intensa campaña en la que sus voceros argumentarían que los incidentes denunciados no son determinantes en el resultado de la elección.
Hoy, antes de que obscurezca, anunciarán que las actas que se han computadas le dan el triunfo al candidato del PRI por un amplio margen, lo que corroboraría las entrevistas de salida o a “boca de urnas” que se filtraron durante el día y que coincidirán con las primeras cifras que arrojarán los conteos rápidos que midieron los resultados registrados en las actas de cómputo oficial de cada una de las casillas seleccionadas en la muestra.
La candidata del PAN reconocerá hoy por la noche que los resultados no la favorecen. Los triunfos que obtengan los partidos de oposición en el Congreso, en los estados y municipios servirán como bálsamo para mitigar la cruda de la derrota electoral, y más en el Distrito Federal que retendrá el PRD la jefatura del gobierno. Todavía no hemos valorado los daños que el autoritarismo presidencial le causaría al país si el PRI y sus satélites se hacen del control de la Cámara de Diputados. Presumirán las autoridades electorales que la participación ciudadana alcanzó niveles superiores al 65% del listado electoral, que se instalaron casi todas las casillas y que no hubo incidentes graves que lamentar. Los excesos y fraudes que se cometan no tendrán importancia para éstos. Los capos del crimen organizado y las mafias de empresarios y políticos más peligrosas del país festinarán con entusiasmo el triunfo del priista.