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El Fantasma de la Universidad
Por EDUARDO MARTÍNEZ BENAVENTE
Marzo 11, 2011
Un fantasma persigue a los ex rectores de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que en las últimas décadas han intentado infructuosamente ocupar algún cargo de elección popular, y que como maldición gitana los amedrenta y doblega sin que nadie sepa cómo exorcizar el hechizo. Es el fantasma de la derrota electoral que recorre los patios de la vieja casona universitaria. La adversidad y el fracaso parecen ser el distintivo de los ex rectores potosinos que se han atrevido a incursionar en la política después de concluir su gestión. La cadena de maleficios se inició en 1982, cuando Roberto Leyva Torres -rector de 1972 a 1976- fue contundentemente vapuleado en las urnas por el doctor Salvador Nava, no obstante que el poderoso líder sindical del magisterio y ex gobernador del Estado, Carlos Jonguitud, estaba obsesionado en imponerlo como alcalde de la capital.
El 1 de enero de 1986, en una ceremonia clandestina y desolada, Guillermo Medina de los Santos rendía protesta como presidente municipal a pesar del rechazo popular que se manifestaba en la Plaza de Armas por el fraude electoral, que como pocas veces había quedado fehacientemente demostrado. La golpiza y represión se desató furiosamente esa mañana en contra de la población. Porros universitarios y policías vestidos de civil quemaron el Palacio Municipal, sin importarles que entre las cenizas de sus maderas y documentos también volaran las cenizas del prestigio y honorabilidad del ex rector (1964-1972). Fue tal el encono ciudadano y tal la ingobernabilidad de la ciudad, que más le hubiera valido al priista haber reconocido el triunfo de Guillermo Pizzuto. A partir de ese suceso se inició la caída en picada de Florencio Salazar que unos meses después se vería obligado a renunciar a la gubernatura, mediante una serie de licencias temporales que se prorrogaron hasta el final de su mandato.
En 1988, un advenedizo, Mario Leal Campos; más tarde, traidor al movimiento navista; contra cualquier pronóstico y cálculo -pues el PRI en San Luis Potosí nunca había perdido un escaño en el Congreso- derrotó al ex rector Guillermo Delgado Robles (1976-1984), en la contienda por la diputación federal del primer distrito. El fantasma de la Universidad seguía perturbando a sus victimas.
El primer domingo de julio, otro ex rector, Mario García Valdez (2004-2012), virtual candidato del PRI y del Partido del Niño Verde, se medirá con el senador de turbia licencia, Alejandro Zapata Perogordo, en una contienda por la presidencia municipal en la que estarán en juego, además de la alcaldía; la vialidad y el futuro de sus proyectos políticos. El que gane la elección podría ubicarse sin mayores complicaciones como el candidato natural de su partido para la próxima gubernatura del Estado. El que la pierda, difícilmente podrá remontar el fracaso y competir en otro proceso electoral. La derrota, en esta ocasión, será demasiado cara y amarga; como sería también la de Victoria Labastida y del nefasto grupo que la rodea, si es que el ex gobernador Fernando Silva Nieto, candidato de la izquierda al Senado y coordinador en San Luis Potosí del proyecto político de Marcelo Ebrard para el 2018, logra restarle el número de votos priistas que con cualquier otro candidato podría haber obtenido la fórmula en la que participa la ex alcaldesa al Senado de la República. De tal manera que los panistas ocuparían las dos primeras posiciones legislativas y Teófilo Torres Corzo, el premio de consolación de la primera minoría.
La candidatura del ex rector estuvo a punto de naufragar esta semana por las ofensas y críticas que vociferó en contra del gobernador del Estado, a quien describió como una persona que se hace “chiquita” cuando está con Felipe Calderón y voltea la cara para otro lado, por lo que, cuando lo acompaña, tiene que salir al quite. En el video que se propaga como plaga por las redes sociales se puede escuchar claramente una conversación soez y vulgar que el candidato universitario sostiene con una persona que no se identifica, pero que el ex rector sabe de quien se trata, al que le presume ingenua y vanidosamente sus éxitos y alcances, como si los planetas del sistema solar se estuvieran acomodado a su alrededor para que se le fueran dando las cosas. El video fue grabado sin su consentimiento, seguramente por su interlocutor y confidente. La pobreza de su vocabulario, su composición gramatical y la insolencia de sus expresiones no corresponden a la cultura y categoría de alguien que se ha desempeñado como rector y que se ha rozado en los últimos años con catedráticos, intelectuales, embajadores, y hasta con el rey de España que nos lo vino a presumir en una fotografía que se difundió en los diarios locales con motivo de una visita que realizó a ese país. El candidato del PRI revela que puso a disposición de Victoria Labastida la estructura universitaria, con todo y el consejo directivo, para que la aspirante al Senado, con la que cree que podría competir más tarde por la gubernatura, se luciera en un acto público con la entrega del acta de cabildo de los terrenos que le donó en Villa de Pozos. Por lo que resultó cierta la leyenda del espectacular en el que se le acusó de utilizar a la UASLP para sus intereses políticos.
García Valdez era un candidato competitivo y con una buena reputación que perdió en los tres minutos que rueda el video. Rehacer en unos cuantos días su imagen y las consideraciones que había ganado por su desempeño es una tarea más que difícil. Se le tendió una trampa en la que cayó inocentemente y en la que exhibe al desnudo su verdadera personalidad. Es cierto que son contadas las personas que se comportan con la misma decencia y decoro cuando están en un evento público que cuando están en un ambiente de confianza y familiaridad en el que uno se puede relajar, pero la imagen que proyecta el ex rector en el audio es inaceptable para alguien que quiere convertirse en el próximo presidente municipal y en el 2015, como lo reconoce, en gobernador del Estado. Ni el ex rector, ni nadie, han negado la autenticidad del diálogo, cuando mucho ha lamentado la campaña negra desatada en su contra que cree que no le afectará.
Marzo 11, 2011
Un fantasma persigue a los ex rectores de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que en las últimas décadas han intentado infructuosamente ocupar algún cargo de elección popular, y que como maldición gitana los amedrenta y doblega sin que nadie sepa cómo exorcizar el hechizo. Es el fantasma de la derrota electoral que recorre los patios de la vieja casona universitaria. La adversidad y el fracaso parecen ser el distintivo de los ex rectores potosinos que se han atrevido a incursionar en la política después de concluir su gestión. La cadena de maleficios se inició en 1982, cuando Roberto Leyva Torres -rector de 1972 a 1976- fue contundentemente vapuleado en las urnas por el doctor Salvador Nava, no obstante que el poderoso líder sindical del magisterio y ex gobernador del Estado, Carlos Jonguitud, estaba obsesionado en imponerlo como alcalde de la capital.
El 1 de enero de 1986, en una ceremonia clandestina y desolada, Guillermo Medina de los Santos rendía protesta como presidente municipal a pesar del rechazo popular que se manifestaba en la Plaza de Armas por el fraude electoral, que como pocas veces había quedado fehacientemente demostrado. La golpiza y represión se desató furiosamente esa mañana en contra de la población. Porros universitarios y policías vestidos de civil quemaron el Palacio Municipal, sin importarles que entre las cenizas de sus maderas y documentos también volaran las cenizas del prestigio y honorabilidad del ex rector (1964-1972). Fue tal el encono ciudadano y tal la ingobernabilidad de la ciudad, que más le hubiera valido al priista haber reconocido el triunfo de Guillermo Pizzuto. A partir de ese suceso se inició la caída en picada de Florencio Salazar que unos meses después se vería obligado a renunciar a la gubernatura, mediante una serie de licencias temporales que se prorrogaron hasta el final de su mandato.
En 1988, un advenedizo, Mario Leal Campos; más tarde, traidor al movimiento navista; contra cualquier pronóstico y cálculo -pues el PRI en San Luis Potosí nunca había perdido un escaño en el Congreso- derrotó al ex rector Guillermo Delgado Robles (1976-1984), en la contienda por la diputación federal del primer distrito. El fantasma de la Universidad seguía perturbando a sus victimas.
El primer domingo de julio, otro ex rector, Mario García Valdez (2004-2012), virtual candidato del PRI y del Partido del Niño Verde, se medirá con el senador de turbia licencia, Alejandro Zapata Perogordo, en una contienda por la presidencia municipal en la que estarán en juego, además de la alcaldía; la vialidad y el futuro de sus proyectos políticos. El que gane la elección podría ubicarse sin mayores complicaciones como el candidato natural de su partido para la próxima gubernatura del Estado. El que la pierda, difícilmente podrá remontar el fracaso y competir en otro proceso electoral. La derrota, en esta ocasión, será demasiado cara y amarga; como sería también la de Victoria Labastida y del nefasto grupo que la rodea, si es que el ex gobernador Fernando Silva Nieto, candidato de la izquierda al Senado y coordinador en San Luis Potosí del proyecto político de Marcelo Ebrard para el 2018, logra restarle el número de votos priistas que con cualquier otro candidato podría haber obtenido la fórmula en la que participa la ex alcaldesa al Senado de la República. De tal manera que los panistas ocuparían las dos primeras posiciones legislativas y Teófilo Torres Corzo, el premio de consolación de la primera minoría.
La candidatura del ex rector estuvo a punto de naufragar esta semana por las ofensas y críticas que vociferó en contra del gobernador del Estado, a quien describió como una persona que se hace “chiquita” cuando está con Felipe Calderón y voltea la cara para otro lado, por lo que, cuando lo acompaña, tiene que salir al quite. En el video que se propaga como plaga por las redes sociales se puede escuchar claramente una conversación soez y vulgar que el candidato universitario sostiene con una persona que no se identifica, pero que el ex rector sabe de quien se trata, al que le presume ingenua y vanidosamente sus éxitos y alcances, como si los planetas del sistema solar se estuvieran acomodado a su alrededor para que se le fueran dando las cosas. El video fue grabado sin su consentimiento, seguramente por su interlocutor y confidente. La pobreza de su vocabulario, su composición gramatical y la insolencia de sus expresiones no corresponden a la cultura y categoría de alguien que se ha desempeñado como rector y que se ha rozado en los últimos años con catedráticos, intelectuales, embajadores, y hasta con el rey de España que nos lo vino a presumir en una fotografía que se difundió en los diarios locales con motivo de una visita que realizó a ese país. El candidato del PRI revela que puso a disposición de Victoria Labastida la estructura universitaria, con todo y el consejo directivo, para que la aspirante al Senado, con la que cree que podría competir más tarde por la gubernatura, se luciera en un acto público con la entrega del acta de cabildo de los terrenos que le donó en Villa de Pozos. Por lo que resultó cierta la leyenda del espectacular en el que se le acusó de utilizar a la UASLP para sus intereses políticos.
García Valdez era un candidato competitivo y con una buena reputación que perdió en los tres minutos que rueda el video. Rehacer en unos cuantos días su imagen y las consideraciones que había ganado por su desempeño es una tarea más que difícil. Se le tendió una trampa en la que cayó inocentemente y en la que exhibe al desnudo su verdadera personalidad. Es cierto que son contadas las personas que se comportan con la misma decencia y decoro cuando están en un evento público que cuando están en un ambiente de confianza y familiaridad en el que uno se puede relajar, pero la imagen que proyecta el ex rector en el audio es inaceptable para alguien que quiere convertirse en el próximo presidente municipal y en el 2015, como lo reconoce, en gobernador del Estado. Ni el ex rector, ni nadie, han negado la autenticidad del diálogo, cuando mucho ha lamentado la campaña negra desatada en su contra que cree que no le afectará.