Inicio / Quiénes somos / De mano en mano / Contacto
Documentos / Reportes / Colaboradores / Guías y formatos / Legislación / Sitios de interés
Documentos / Reportes / Colaboradores / Guías y formatos / Legislación / Sitios de interés
Francisca Reséndiz, prisionera de Toranzo
Por EDUARDO MARTÍNEZ BENAVENTE
Junio 6, 2010
Francisca Reséndiz vale más en la cárcel para su movimiento sindical que en el plantón que sostenía desde hace casi tres meses en la Plaza de Armas. Francisca Reséndiz es una honesta luchadora social y no una delincuente, como el calumniador del gobernador del Estado la ha calificado. El incidente de su aprehensión e ilegal encarcelamiento le da a sus acciones una dimensión insospechable que atrae la atención de organizaciones y ciudadanos que hasta hace unos cuantos días permanecían indiferentes a su lucha. Su injusta detención despierta conciencias adormiladas. Se equivocó el gobierno de Fernando Toranzo al privar a la dirigente del SITTGE de su libertad en medio de un escandaloso y abusivo operativo policial; y lo que era un conflicto laboral de poca monta entre el gobierno y un puñado de trabajadoras se convirtió en un problema mayor que refleja la pequeñez e inoperancia de su administración. Se equivocó Toranzo al criminalizar la protesta social de un sindicato que sólo defiende los derechos de sus agremiados, y exhibe una enorme torpeza el adjudicarle a la lideresa sindical delitos como el motín que no tienen otra explicación en este caso que la represión e intolerancia de un gobierno sin oficio político que después de ocho meses no ha podido arrancar.
Ninguno de los delitos que se le señalan va a proceder pues estamos ciertos que el Poder Judicial del Estado, a través del Juez Primero del Ramo Penal, que atiende el caso, no comprará pleitos ajenos pues sabe que los cargos que se le fincan son improcedentes e injustos, y resolverá este martes la libertad inmediata e incondicional de la acusada. Se llegó a los extremos de quererla consignar por el delito de robo de insignias porque en el jaloneo que ocurrió en las escaleras de Palacio de Gobierno se agarró de la camisa de un policía para no caerse y le desprendió sus insignias. El otro delito que está analizando el juez es el de ultrajes a la autoridad, por el que se le remitió, y que tampoco cometió, como consta en todos los videos que se han exhibido, independientemente de que su condición física no se lo permitía porque usa un collarín por el esguince que le provocaron los policías en la segunda ocasión que la reprimieron. Tres reportes médicos así lo certifican. Ésta es la tercera vez que la detienen en los últimos días, en las dos primeras no pasó de la barandilla municipal, ahora, pretenden doblegarla con la imputación de delitos que no alcanzan fianza porque no saben cómo enfrentarla. Francisca Reséndiz no va a aceptar la propuesta indecorosa del gobierno que consiste en sólo recontratar a 4 de las 12 trabajadoras que despidió y al resto dejarlas a su suerte. Las señoras tenían más de un mes entrando y saliendo de Palacio, recinto público, con sus sillas plegables de plástico que utilizaban para sentarse durante horas enfrente de las oficinas del gobernador y de su inepto secretario de gobierno en espera de una audiencia que nunca llegó. La lucha de la navista Francisca Reséndiz por democratizar al sindicato de burócratas data de junio de 1996, cuando en una elección fraudulenta en la que se postuló para dirigirlo se le privó de sus derechos sindicales. Ante tal ultraje formó un sindicato independiente que no le quisieron reconocer no obstante que cumplía con todos los requisitos, hasta que en una acción de resistencia se fue caminando a la ciudad de México para exponer su problema y denunciar la intromisión del ex gobernador Horacio Sánchez Unzueta que se oponía.
Si Toranzo es incapaz de resolver un asunto casero, muy menor, que lo tiene agobiado y desgastado, como es el de reinstalar a unas cuantas empleadas que despidió injustamente, ¿qué podemos esperar los potosinos de los problemas que realmente son graves, como el de la inseguridad que prevalece en todo el estado, y que en el colmo de su incompetencia reconoce que nos ha rebasado, lo que quiere decir que no sabe cómo enfrentarlo; o el del desempleo o el de la miseria en el campo? Ya ni hablar de su parálisis operativa que después de todos estos meses no ha podido emprender obras y acciones que se traduzcan en bienestar para las familias. Ni siquiera se ha atrevido a denunciar a su antecesor por haber desviado o dilapidado recursos de un crédito por un mil 500 millones de pesos que no destinó a obras públicas productivas, y que ahora ingenuamente declara que desconoce en qué se aplicó porque no le dejaron comprobantes; como si fuera muy difícil seguirle la pista a los cheques o transferencias bancarias con los que agotó el préstamo que le otorgó Banco del Bajío. Seguramente que todos esos movimientos se realizaron en unos cuantos días; o ¿qué confianza le podemos tener a un gobierno que no ha podido presentar la relación exacta de los pasivos que le heredaron porque confunde peras con manzanas al introducir mañosa y dolosamente números y conceptos que sabe que son improcedentes en la contabilidad del gobierno?
Si el doctor Fernando Toranzo hubiera cumplido con los compromisos de austeridad que ofreció durante su campaña electoral, como eliminar o fusionar a algunas de las dependencias o instancias de la administración pública para reducir el gasto corriente; si hubiera adelgazado la pesada nómina gubernamental siquiera en unos cuantos cientos de trabajadores; entonces, tendría la calidad moral y la justificación política para despedir, entre otros, a las trabajadoras afiliadas al SITTGE; y todos hubiéramos entendido que se trataba de un ajuste necesario y doloroso, pero esto no ocurrió, pues nos hemos enterado con especial indignación que el número de trabajadores de las dependencias de su gobierno, así como las de los organismos descentralizados se incrementó. Esta información le fue proporcionada a un peticionario por la Oficialía Mayor de su propio gobierno, por lo que los datos son incuestionables. La nómina gubernamental se robusteció porque había que pagar los favores recibidos de las personas que lo apoyaron en su campaña.
Junio 6, 2010
Francisca Reséndiz vale más en la cárcel para su movimiento sindical que en el plantón que sostenía desde hace casi tres meses en la Plaza de Armas. Francisca Reséndiz es una honesta luchadora social y no una delincuente, como el calumniador del gobernador del Estado la ha calificado. El incidente de su aprehensión e ilegal encarcelamiento le da a sus acciones una dimensión insospechable que atrae la atención de organizaciones y ciudadanos que hasta hace unos cuantos días permanecían indiferentes a su lucha. Su injusta detención despierta conciencias adormiladas. Se equivocó el gobierno de Fernando Toranzo al privar a la dirigente del SITTGE de su libertad en medio de un escandaloso y abusivo operativo policial; y lo que era un conflicto laboral de poca monta entre el gobierno y un puñado de trabajadoras se convirtió en un problema mayor que refleja la pequeñez e inoperancia de su administración. Se equivocó Toranzo al criminalizar la protesta social de un sindicato que sólo defiende los derechos de sus agremiados, y exhibe una enorme torpeza el adjudicarle a la lideresa sindical delitos como el motín que no tienen otra explicación en este caso que la represión e intolerancia de un gobierno sin oficio político que después de ocho meses no ha podido arrancar.
Ninguno de los delitos que se le señalan va a proceder pues estamos ciertos que el Poder Judicial del Estado, a través del Juez Primero del Ramo Penal, que atiende el caso, no comprará pleitos ajenos pues sabe que los cargos que se le fincan son improcedentes e injustos, y resolverá este martes la libertad inmediata e incondicional de la acusada. Se llegó a los extremos de quererla consignar por el delito de robo de insignias porque en el jaloneo que ocurrió en las escaleras de Palacio de Gobierno se agarró de la camisa de un policía para no caerse y le desprendió sus insignias. El otro delito que está analizando el juez es el de ultrajes a la autoridad, por el que se le remitió, y que tampoco cometió, como consta en todos los videos que se han exhibido, independientemente de que su condición física no se lo permitía porque usa un collarín por el esguince que le provocaron los policías en la segunda ocasión que la reprimieron. Tres reportes médicos así lo certifican. Ésta es la tercera vez que la detienen en los últimos días, en las dos primeras no pasó de la barandilla municipal, ahora, pretenden doblegarla con la imputación de delitos que no alcanzan fianza porque no saben cómo enfrentarla. Francisca Reséndiz no va a aceptar la propuesta indecorosa del gobierno que consiste en sólo recontratar a 4 de las 12 trabajadoras que despidió y al resto dejarlas a su suerte. Las señoras tenían más de un mes entrando y saliendo de Palacio, recinto público, con sus sillas plegables de plástico que utilizaban para sentarse durante horas enfrente de las oficinas del gobernador y de su inepto secretario de gobierno en espera de una audiencia que nunca llegó. La lucha de la navista Francisca Reséndiz por democratizar al sindicato de burócratas data de junio de 1996, cuando en una elección fraudulenta en la que se postuló para dirigirlo se le privó de sus derechos sindicales. Ante tal ultraje formó un sindicato independiente que no le quisieron reconocer no obstante que cumplía con todos los requisitos, hasta que en una acción de resistencia se fue caminando a la ciudad de México para exponer su problema y denunciar la intromisión del ex gobernador Horacio Sánchez Unzueta que se oponía.
Si Toranzo es incapaz de resolver un asunto casero, muy menor, que lo tiene agobiado y desgastado, como es el de reinstalar a unas cuantas empleadas que despidió injustamente, ¿qué podemos esperar los potosinos de los problemas que realmente son graves, como el de la inseguridad que prevalece en todo el estado, y que en el colmo de su incompetencia reconoce que nos ha rebasado, lo que quiere decir que no sabe cómo enfrentarlo; o el del desempleo o el de la miseria en el campo? Ya ni hablar de su parálisis operativa que después de todos estos meses no ha podido emprender obras y acciones que se traduzcan en bienestar para las familias. Ni siquiera se ha atrevido a denunciar a su antecesor por haber desviado o dilapidado recursos de un crédito por un mil 500 millones de pesos que no destinó a obras públicas productivas, y que ahora ingenuamente declara que desconoce en qué se aplicó porque no le dejaron comprobantes; como si fuera muy difícil seguirle la pista a los cheques o transferencias bancarias con los que agotó el préstamo que le otorgó Banco del Bajío. Seguramente que todos esos movimientos se realizaron en unos cuantos días; o ¿qué confianza le podemos tener a un gobierno que no ha podido presentar la relación exacta de los pasivos que le heredaron porque confunde peras con manzanas al introducir mañosa y dolosamente números y conceptos que sabe que son improcedentes en la contabilidad del gobierno?
Si el doctor Fernando Toranzo hubiera cumplido con los compromisos de austeridad que ofreció durante su campaña electoral, como eliminar o fusionar a algunas de las dependencias o instancias de la administración pública para reducir el gasto corriente; si hubiera adelgazado la pesada nómina gubernamental siquiera en unos cuantos cientos de trabajadores; entonces, tendría la calidad moral y la justificación política para despedir, entre otros, a las trabajadoras afiliadas al SITTGE; y todos hubiéramos entendido que se trataba de un ajuste necesario y doloroso, pero esto no ocurrió, pues nos hemos enterado con especial indignación que el número de trabajadores de las dependencias de su gobierno, así como las de los organismos descentralizados se incrementó. Esta información le fue proporcionada a un peticionario por la Oficialía Mayor de su propio gobierno, por lo que los datos son incuestionables. La nómina gubernamental se robusteció porque había que pagar los favores recibidos de las personas que lo apoyaron en su campaña.