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Los años que tuvimos miedo
Cuarta parte
Por EDUARDO MARTÍNEZ BENAVENTE
Febrero 20, 2011
Vea el video en el que se basa la ilustración aquí
Los hechos de violencia que ocurrieron el pasado martes sobre la fatídica carretera 57, a unos cuantos kilómetros de la capital del estado, en la que fueron agredidos 2 agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos, perdiendo la vida uno de ellos y el otro resultando levemente herido, colocan a San Luis Potosí en un penoso plano de relevancia informativa por la atención desproporcionada que a este asunto le ha dado la prensa nacional e internacional. Ni que se tratara de la ejecución de su embajador en México. La muerte del agente Jaime Zapata y las lesiones que sufrió su compañero, Víctor Ávila, han traído una serie de consecuencias que es necesario analizar.
La primera es la recomendación que hace el gobierno americano a sus nacionales para que no transiten por estos caminos, boletinando a San Luis Potosí como una entidad peligrosa a la que hay que evitar. Creo que se trata de una respuesta injusta y agresiva porque es la primera baja que se reporta de un ciudadano estadounidense durante los últimos años en el estado, y en un conflicto armado en el que ellos tienen una enorme responsabilidad por la venta de armas y el disimulo y consumo de drogas es natural que haya muertos y heridos. Ante tanto desconcierto y tantas contradicciones que se han expresado por parte de los voceros americanos, lo más prudente hubiera sido esperar hasta que concluyeran las investigaciones y se precisara qué era lo que hacían esos agentes en el estado y cómo y porqué fueron agredidos. La versión del sobreviviente no coincide con la del ex director de la ICE, Alfonso Peña, pues éste reveló que los agentes atacados le entregaban “equipo” a otro grupo de funcionarios de la misma organización cuando se toparon con los pistoleros; mientras que el primero cuenta que se trató de una emboscada en la que participaron dos vehículos y por lo menos 15 hombres que les obstruyeron el paso obligándolos a salirse de la carpeta asfáltica, y que Jaime Zapata, el conductor, al mover la transmisión de la camioneta blindada a parking desactivó los seguros de las puertas, lo que aprovecharon los criminales para intentar abrirla; y que inmediatamente después se originó un forcejeo y la balacera a través de un pequeño espacio de la ventanilla que quedó abierta. Reconoce también que un poco antes los habían visto en un restaurante al que se bajaron para comprar alimentos. Si estos cazadores los hubieran querido eliminar el mejor lugar para hacerlo, sin exponerse a los peligros de la carretera, hubiera sido en ese sitio.
Este incidente puede provocar que las inversiones locales y extranjeras que estaban proyectadas para fechas próximas se detengan hasta que se normalice la situación. Por lo pronto ya arribaron a territorio potosino varios agentes del FBI con la encomienda de investigar el caso, lo que les permitirá husmear -con el riesgo que esto implica- los tejidos de corrupción que existen entre delincuentes y autoridades. Creo que los americanos van a batallar mucho en sus investigaciones pues a pesar de que compartimos con ellos una largísimo frontera y tener tantas y tan variadas relaciones nunca nos han entendido. No encontré ningún tratado internacional entre México y Estados Unidos que les autorice a inmiscuirse en nuestro país en asuntos tan delicados que por su naturaleza son exclusivos de los mexicanos. La indagación que pretenden realizar viola nuestra soberanía nacional, aunque no me extrañaría que su sola presencia inhiba temporalmente las incursiones cuotidianas de la delincuencia organizada en nuestra capital y zonas aledañas hasta que se retiren, pues a los que atrapen durante estos días pueden verse implicados como presuntos responsables de la agresión que se investiga, independientemente de que el número de efectivos militares y de la policía judicial se verá incrementado. Tampoco podemos descartar que el atentado pudiera haber sido perpetrado por un grupo contrario al que se menciona que tiene el control de la plaza para que con tan buen motivo se le persiga hasta exterminarlo y así sustituirlo.
Este asunto obligó al gobernador Fernando Toranzo a reconocer públicamente que San Luis Potosí es disputado por dos organizaciones criminales, los zetas y los del golfo, que tratan de conseguir el control de diversas regiones del estado para mantener sus operaciones y que la situación es tan grave que hasta él mismo ha sido amenazado de muerte. Reacio a los reflectores, con un discurso e imagen derrotista y reconociendo sus limitaciones para resolver el problema, sostuvo la hipótesis de que uno de esos grupos cometió el crimen, aunque también pretendió minimizar la agresión señalando la posibilidad de que la lujosa Suburban pudo haber llamado la atención de los agresores, y que entonces se trataría de un caso fortuito y no de una acción dirigida expresamente a agredir a los extranjeros. El canal de las estrellas por primera vez le dedicó un breve espacio de su noticiero para que diera a conocer a los televidentes su versión de lo ocurrido, pues el médico está vetado en Televisa por haberles cancelado los millonarios subsidios que recibía su equipo de fútbol.
Con la información que ha corrido no podemos entender qué es lo que realmente ocurrió en ese lugar, a plena luz del día, y ante decenas de testigos que se desplazaban en sus vehículos y presenciaron el ataque. Existen muchos puntos oscuros que únicamente el agente que sobrevivió los conoce, pero éste ya se encuentra fuera del alcance de la justicia mexicana, y su versión no es creíble. Por la trascendencia del asunto se le tenía que haber retenido en el país hasta que rindiera su declaración y se reconstruyeran los hechos en la escena del crimen. Es inaceptable que agentes especializados en asuntos de seguridad y entrenados para sortear esta clase de conflictos hayan sido tan ingenuos como para detenerse e identificarse ante un grupo de personas armadas, como en un principio se aseguró, a menos que se tratara de autoridades mexicanas las que les pusieron el alto o que conocieran a sus victimarios.
Por EDUARDO MARTÍNEZ BENAVENTE
Febrero 20, 2011
Vea el video en el que se basa la ilustración aquí
Los hechos de violencia que ocurrieron el pasado martes sobre la fatídica carretera 57, a unos cuantos kilómetros de la capital del estado, en la que fueron agredidos 2 agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos, perdiendo la vida uno de ellos y el otro resultando levemente herido, colocan a San Luis Potosí en un penoso plano de relevancia informativa por la atención desproporcionada que a este asunto le ha dado la prensa nacional e internacional. Ni que se tratara de la ejecución de su embajador en México. La muerte del agente Jaime Zapata y las lesiones que sufrió su compañero, Víctor Ávila, han traído una serie de consecuencias que es necesario analizar.
La primera es la recomendación que hace el gobierno americano a sus nacionales para que no transiten por estos caminos, boletinando a San Luis Potosí como una entidad peligrosa a la que hay que evitar. Creo que se trata de una respuesta injusta y agresiva porque es la primera baja que se reporta de un ciudadano estadounidense durante los últimos años en el estado, y en un conflicto armado en el que ellos tienen una enorme responsabilidad por la venta de armas y el disimulo y consumo de drogas es natural que haya muertos y heridos. Ante tanto desconcierto y tantas contradicciones que se han expresado por parte de los voceros americanos, lo más prudente hubiera sido esperar hasta que concluyeran las investigaciones y se precisara qué era lo que hacían esos agentes en el estado y cómo y porqué fueron agredidos. La versión del sobreviviente no coincide con la del ex director de la ICE, Alfonso Peña, pues éste reveló que los agentes atacados le entregaban “equipo” a otro grupo de funcionarios de la misma organización cuando se toparon con los pistoleros; mientras que el primero cuenta que se trató de una emboscada en la que participaron dos vehículos y por lo menos 15 hombres que les obstruyeron el paso obligándolos a salirse de la carpeta asfáltica, y que Jaime Zapata, el conductor, al mover la transmisión de la camioneta blindada a parking desactivó los seguros de las puertas, lo que aprovecharon los criminales para intentar abrirla; y que inmediatamente después se originó un forcejeo y la balacera a través de un pequeño espacio de la ventanilla que quedó abierta. Reconoce también que un poco antes los habían visto en un restaurante al que se bajaron para comprar alimentos. Si estos cazadores los hubieran querido eliminar el mejor lugar para hacerlo, sin exponerse a los peligros de la carretera, hubiera sido en ese sitio.
Este incidente puede provocar que las inversiones locales y extranjeras que estaban proyectadas para fechas próximas se detengan hasta que se normalice la situación. Por lo pronto ya arribaron a territorio potosino varios agentes del FBI con la encomienda de investigar el caso, lo que les permitirá husmear -con el riesgo que esto implica- los tejidos de corrupción que existen entre delincuentes y autoridades. Creo que los americanos van a batallar mucho en sus investigaciones pues a pesar de que compartimos con ellos una largísimo frontera y tener tantas y tan variadas relaciones nunca nos han entendido. No encontré ningún tratado internacional entre México y Estados Unidos que les autorice a inmiscuirse en nuestro país en asuntos tan delicados que por su naturaleza son exclusivos de los mexicanos. La indagación que pretenden realizar viola nuestra soberanía nacional, aunque no me extrañaría que su sola presencia inhiba temporalmente las incursiones cuotidianas de la delincuencia organizada en nuestra capital y zonas aledañas hasta que se retiren, pues a los que atrapen durante estos días pueden verse implicados como presuntos responsables de la agresión que se investiga, independientemente de que el número de efectivos militares y de la policía judicial se verá incrementado. Tampoco podemos descartar que el atentado pudiera haber sido perpetrado por un grupo contrario al que se menciona que tiene el control de la plaza para que con tan buen motivo se le persiga hasta exterminarlo y así sustituirlo.
Este asunto obligó al gobernador Fernando Toranzo a reconocer públicamente que San Luis Potosí es disputado por dos organizaciones criminales, los zetas y los del golfo, que tratan de conseguir el control de diversas regiones del estado para mantener sus operaciones y que la situación es tan grave que hasta él mismo ha sido amenazado de muerte. Reacio a los reflectores, con un discurso e imagen derrotista y reconociendo sus limitaciones para resolver el problema, sostuvo la hipótesis de que uno de esos grupos cometió el crimen, aunque también pretendió minimizar la agresión señalando la posibilidad de que la lujosa Suburban pudo haber llamado la atención de los agresores, y que entonces se trataría de un caso fortuito y no de una acción dirigida expresamente a agredir a los extranjeros. El canal de las estrellas por primera vez le dedicó un breve espacio de su noticiero para que diera a conocer a los televidentes su versión de lo ocurrido, pues el médico está vetado en Televisa por haberles cancelado los millonarios subsidios que recibía su equipo de fútbol.
Con la información que ha corrido no podemos entender qué es lo que realmente ocurrió en ese lugar, a plena luz del día, y ante decenas de testigos que se desplazaban en sus vehículos y presenciaron el ataque. Existen muchos puntos oscuros que únicamente el agente que sobrevivió los conoce, pero éste ya se encuentra fuera del alcance de la justicia mexicana, y su versión no es creíble. Por la trascendencia del asunto se le tenía que haber retenido en el país hasta que rindiera su declaración y se reconstruyeran los hechos en la escena del crimen. Es inaceptable que agentes especializados en asuntos de seguridad y entrenados para sortear esta clase de conflictos hayan sido tan ingenuos como para detenerse e identificarse ante un grupo de personas armadas, como en un principio se aseguró, a menos que se tratara de autoridades mexicanas las que les pusieron el alto o que conocieran a sus victimarios.