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Pronósticos electorales
Por EDUARDO MARTÍNEZ BENAVENTE
Mayo 13, 2011
Flota en el aire un tufo de hartazgo electoral por la mediocridad de todos los candidatos que puede convertirse en un enorme abstencionismo que podría alcanzar a más de la mitad de los electores. Por lo pronto quedaron excluidos 121,550 ciudadanos en la entidad que no podrán sufragar el próximo 1 de julio porque no cambiaron su credencial de elector con terminación 03. Esto representa un 7.07% del listado nominal de electores. Esta pérdida seguramente que impactará en los resultados finales si se considera que equivale al 12,71% de los ciudadanos que votaron hace tres años.
La ciudadanía no cree en las promesas y compromisos de los políticos. Ninguno convence plenamente a sus seguidores y menos a los indecisos porque los candidatos no saben cómo resolver los grandes problemas nacionales. Creo que la mejor manera de reducir los índices de criminalidad e inseguridad que agobian a los mexicanos es mediante una justa redistribución de la riqueza del país, pero nadie quiere desprenderse de sus egoísmos y avaricias; lo que tendría que venir acompañado de una intensa y convincente campaña, en la que participaran todos los sectores de la sociedad, para promover y recuperar los valores morales de la sociedad mexicana que se han perdido. Y nunca mediante el uso de más violencia y soldados en las calles. Las contiendas estatales y municipales por los puestos de elección popular pasan desapercibidas. No hay nada que destacar. Ni siquiera se les ha ocurrido provocar un incidente que despierte el adormilado interés ciudadano. Ninguna campaña prende y se pierden ante la intensidad de la cobertura mediática de las candidaturas por la presidencia de la República.
Mi pronóstico es que la presidencia municipal de la capital la va a ganar el candidato del PAN, Alejandro Zapata Perogordo, y no porque le vaya al panista o me interese su futuro político, sino por la sencilla razón de que es mucho más conocido que el candidato del PRI, y porque la mayoría de los potosinos repudia la gestión de la administración priísta que nos gobierna. A estas adversidades habría que agregar las divisiones internas que roen a este partido, así como el empeño de los labastidistas por truncar la carrera política de Mario García Valdez, quienes están dispuestos a hacer todo lo que sea necesario para que pierda, y así, en el 2015, ni sueñe en convertirse en candidato del PRI al gobierno del Estado, como son sus pretensiones. Zapata en cambio ha negociado el apoyo de ese grupo de priistas -y a los hechos me remito- porque les garantiza que no husmeará en sus cajones ni les fincará responsabilidades a los funcionarios que se beneficiaron con el negocio de la subasta de los predios municipales sobre los que se levanta el fraccionamiento Monterra. Operación en la que aceptaron una serie de compromisos leoninos e ilegales que afectaron el patrimonio municipal. El candidato del PRI tampoco haría mayor cosa por sancionar a los responsables de los ilícitos de la administración que termina el 30 de septiembre. No me cabe la menor duda que el que resulte electo les otorgará absoluta impunidad, y que cualquiera de ellos favorecerá los negocios de los grandes fraccionadores y desarrolladores de vivienda de la capital, sin importar que sus operaciones afecten los intereses municipales. Los otros candidatos que compiten por este mismo cargo necesitan más que un milagro para ganar, y en la política no ocurren milagros.
Si un encuestador serio le preguntara hoy a 1,000 potosinos cuál es la intención de su voto para la presidencia municipal de la capital, -como me aseguran que ya se hizo- el 50% no sabría quién es el candidato del PRI y ni siquiera recordaría haber escuchado su nombre. En cambio, al senador con licencia lo ubica el 90% de la población. Así de mal andan los estrategas del ex rector que confían en el voto en cascada que les puede dar su candidato a la presidencia de la República para superar la votación de Zapata. El candidato del PRI también está atenido a las simpatías que cree tener en la comunidad universitaria y sus familias por los ocho años de gestión al frente de esta institución, sin advertir que son miles los jóvenes resentidos que durante su rectoría se quedaron sin oportunidad de ingresar a esa casa de estudios por falta de espacios, pues prefirió gastar en un ostentoso edificio como es el Teatro Bicentenario, al que le destinó más de 120 millones de pesos, que en la construcción de más aulas que les dieran cabida a las solicitudes de ingreso que fueron rechazadas. Las condiciones políticas de hace tres años, cuando Fernando Toranzo obtuvo más votos que el abanderado del PAN en la capital del Estado, son muy distintas. En esta ocasión parece que el panista no tiene enemigos internos que le boicoteen la elección del tamaño de Marcelo de los Santos, Eugenio Govea y Jorge Lozano, y menos la monserga de un Jacobo Payán, que como candidato del PAN a la alcaldía le restó un número muy importante de sufragios.
La criminalidad e inseguridad que prevalece en el Estado, así como la incapacidad del gobernador para reducir los índices de pobreza y traer más inversiones tendrán su costo político en las urnas, de tal manera que las diputaciones federales y locales por los distritos de la capital serán para Acción Nacional, no así las dos senadurías y las diputaciones de los otros distritos que le corresponderán al PRI porque en el interior del Estado existen cientos de casillas vulnerables que controla la mapachería de este partido. Pronostico también que la alcaldía de Soledad la conservará el PRD; y el PAN se quedará con la de Matehuala y Ciudad Valles. Las doce diputaciones plurinominales se asignarán de la siguiente manera: 3 para el PAN: Juan Pablo Escobar, María del Socorro Herrera y Tony Madrigal. 3 para el PRI: Delia Guerrero, Fernando Pérez Espinosa y Martha Rangel Torres. 2 para el PRD: Filemón Hilario Flores y Dora Patricia Juárez Alejo. Una para el Verde: Jorge Aurelio Álvarez Cruz. Una para Conciencia: Jorge Alejandro Vera Loyola. Una para el PANAL: Jean Castilla Jonguitud y una para el PT: José Belmarez Herrera. Eugenio Govea, por Movimiento Ciudadano no alcanzará el 3% que se requiere como mínimo para acceder a una curul en el Congreso del Estado.
Mayo 13, 2011
Flota en el aire un tufo de hartazgo electoral por la mediocridad de todos los candidatos que puede convertirse en un enorme abstencionismo que podría alcanzar a más de la mitad de los electores. Por lo pronto quedaron excluidos 121,550 ciudadanos en la entidad que no podrán sufragar el próximo 1 de julio porque no cambiaron su credencial de elector con terminación 03. Esto representa un 7.07% del listado nominal de electores. Esta pérdida seguramente que impactará en los resultados finales si se considera que equivale al 12,71% de los ciudadanos que votaron hace tres años.
La ciudadanía no cree en las promesas y compromisos de los políticos. Ninguno convence plenamente a sus seguidores y menos a los indecisos porque los candidatos no saben cómo resolver los grandes problemas nacionales. Creo que la mejor manera de reducir los índices de criminalidad e inseguridad que agobian a los mexicanos es mediante una justa redistribución de la riqueza del país, pero nadie quiere desprenderse de sus egoísmos y avaricias; lo que tendría que venir acompañado de una intensa y convincente campaña, en la que participaran todos los sectores de la sociedad, para promover y recuperar los valores morales de la sociedad mexicana que se han perdido. Y nunca mediante el uso de más violencia y soldados en las calles. Las contiendas estatales y municipales por los puestos de elección popular pasan desapercibidas. No hay nada que destacar. Ni siquiera se les ha ocurrido provocar un incidente que despierte el adormilado interés ciudadano. Ninguna campaña prende y se pierden ante la intensidad de la cobertura mediática de las candidaturas por la presidencia de la República.
Mi pronóstico es que la presidencia municipal de la capital la va a ganar el candidato del PAN, Alejandro Zapata Perogordo, y no porque le vaya al panista o me interese su futuro político, sino por la sencilla razón de que es mucho más conocido que el candidato del PRI, y porque la mayoría de los potosinos repudia la gestión de la administración priísta que nos gobierna. A estas adversidades habría que agregar las divisiones internas que roen a este partido, así como el empeño de los labastidistas por truncar la carrera política de Mario García Valdez, quienes están dispuestos a hacer todo lo que sea necesario para que pierda, y así, en el 2015, ni sueñe en convertirse en candidato del PRI al gobierno del Estado, como son sus pretensiones. Zapata en cambio ha negociado el apoyo de ese grupo de priistas -y a los hechos me remito- porque les garantiza que no husmeará en sus cajones ni les fincará responsabilidades a los funcionarios que se beneficiaron con el negocio de la subasta de los predios municipales sobre los que se levanta el fraccionamiento Monterra. Operación en la que aceptaron una serie de compromisos leoninos e ilegales que afectaron el patrimonio municipal. El candidato del PRI tampoco haría mayor cosa por sancionar a los responsables de los ilícitos de la administración que termina el 30 de septiembre. No me cabe la menor duda que el que resulte electo les otorgará absoluta impunidad, y que cualquiera de ellos favorecerá los negocios de los grandes fraccionadores y desarrolladores de vivienda de la capital, sin importar que sus operaciones afecten los intereses municipales. Los otros candidatos que compiten por este mismo cargo necesitan más que un milagro para ganar, y en la política no ocurren milagros.
Si un encuestador serio le preguntara hoy a 1,000 potosinos cuál es la intención de su voto para la presidencia municipal de la capital, -como me aseguran que ya se hizo- el 50% no sabría quién es el candidato del PRI y ni siquiera recordaría haber escuchado su nombre. En cambio, al senador con licencia lo ubica el 90% de la población. Así de mal andan los estrategas del ex rector que confían en el voto en cascada que les puede dar su candidato a la presidencia de la República para superar la votación de Zapata. El candidato del PRI también está atenido a las simpatías que cree tener en la comunidad universitaria y sus familias por los ocho años de gestión al frente de esta institución, sin advertir que son miles los jóvenes resentidos que durante su rectoría se quedaron sin oportunidad de ingresar a esa casa de estudios por falta de espacios, pues prefirió gastar en un ostentoso edificio como es el Teatro Bicentenario, al que le destinó más de 120 millones de pesos, que en la construcción de más aulas que les dieran cabida a las solicitudes de ingreso que fueron rechazadas. Las condiciones políticas de hace tres años, cuando Fernando Toranzo obtuvo más votos que el abanderado del PAN en la capital del Estado, son muy distintas. En esta ocasión parece que el panista no tiene enemigos internos que le boicoteen la elección del tamaño de Marcelo de los Santos, Eugenio Govea y Jorge Lozano, y menos la monserga de un Jacobo Payán, que como candidato del PAN a la alcaldía le restó un número muy importante de sufragios.
La criminalidad e inseguridad que prevalece en el Estado, así como la incapacidad del gobernador para reducir los índices de pobreza y traer más inversiones tendrán su costo político en las urnas, de tal manera que las diputaciones federales y locales por los distritos de la capital serán para Acción Nacional, no así las dos senadurías y las diputaciones de los otros distritos que le corresponderán al PRI porque en el interior del Estado existen cientos de casillas vulnerables que controla la mapachería de este partido. Pronostico también que la alcaldía de Soledad la conservará el PRD; y el PAN se quedará con la de Matehuala y Ciudad Valles. Las doce diputaciones plurinominales se asignarán de la siguiente manera: 3 para el PAN: Juan Pablo Escobar, María del Socorro Herrera y Tony Madrigal. 3 para el PRI: Delia Guerrero, Fernando Pérez Espinosa y Martha Rangel Torres. 2 para el PRD: Filemón Hilario Flores y Dora Patricia Juárez Alejo. Una para el Verde: Jorge Aurelio Álvarez Cruz. Una para Conciencia: Jorge Alejandro Vera Loyola. Una para el PANAL: Jean Castilla Jonguitud y una para el PT: José Belmarez Herrera. Eugenio Govea, por Movimiento Ciudadano no alcanzará el 3% que se requiere como mínimo para acceder a una curul en el Congreso del Estado.