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Código San Luis
Por JUAN ANTONIO GONZÁLEZ
Octubre 18, 2011.
A María Luisa Paulín Hernández la conocí como reportera. Éramos compañeros de fuente. Andábamos nuestros primeros pasos en el oficio periodístico de la mano de una entrañable compañera, Martha Eugenia Ortiz Elizondo. De eso han pasado muchos años.
Luego la conocí y la traté como directora de Comunicación Social del Congreso del Estado y como Jefa de Prensa del Partido Revolucionario Institucional.
Luego la conocí como jefa de prensa del entonces candidato a gobernador, Marcelo de los Santos y más tarde, la conocí como directora de Comunicación Social.
Como es natural, teníamos divergencias acerca de la cobertura informativa que se tenía de las fuentes a las que ella representó en su momento, pero el respeto fue un valor que siempre prevaleció.
Congruente con su personalidad y sus capacidades, María Luisa defendía sus puntos de vista. Lo hacía con el mismo ánimo ferviente como cuando interrogaba a un entrevistado en sus tiempos de reportera.
Muchos han dicho de ella y se ha prejuzgado que en su oportunidad como servidora pública, se ganó más enemistades que amistades.
Eso, por supuesto, es historia aparte.
Lo que aquí ocupa más allá de todo lo que ocurría en los subterfugios del poder público y su relación con la prensa, es el hecho de que a una periodista la han aprehendido por lo que escribe y lo que piensa.
Con independencia de su estilo o su ética o su rigor, desde Código San Luis, María Luisa ha venido sosteniendo un esfuerzo crítico sobre la vida pública del estado.
Resulta obvio que en ese sentido, la crítica más punzante se dirija al gobernador Fernando Toranzo Fernández. Vaya, es el gobernador y es el personaje informativo de mayor peso en la entidad. Hablar de personajes de perfil menor, es algo esencialmente inútil.
María Luisa fue detenida en un operativo implementado por la Policía Ministerial. Se le señala como probable responsable de peculado por más de 30 millones de pesos.
En el aspecto político, resulta evidente que es un evento semejante al de los también ex funcionarios marcelistas, Joel Azuara Robles y Humberto Picharra Carrete.
Es probable que la actual administración haya identificado acciones ilegales por parte de María Luisa siendo funcionaria hace ya más de dos años.
¿Por qué actuar hasta ahora?
El gobernador Toranzo debe conocer la respuesta.
Por eso, visto este evento desde la perspectiva del ejercicio periodístico en San Luis Potosí, es muy probable que se trate de una agresión a la libertad de expresión.
Se podrá estar o no de acuerdo con lo que ella escribe como columnista y con lo que publica en Código San Luis. Sería muy lamentable que la detención obedezca a su forma de pensar y expresarse.
Bien haría el gobernador en aclarar públicamente el hecho, pues quiérase que no, en su gobierno ha habido signos de intolerancia ante la crítica.
Desde esta columna, un saludo a María Luisa.
Octubre 18, 2011.
A María Luisa Paulín Hernández la conocí como reportera. Éramos compañeros de fuente. Andábamos nuestros primeros pasos en el oficio periodístico de la mano de una entrañable compañera, Martha Eugenia Ortiz Elizondo. De eso han pasado muchos años.
Luego la conocí y la traté como directora de Comunicación Social del Congreso del Estado y como Jefa de Prensa del Partido Revolucionario Institucional.
Luego la conocí como jefa de prensa del entonces candidato a gobernador, Marcelo de los Santos y más tarde, la conocí como directora de Comunicación Social.
Como es natural, teníamos divergencias acerca de la cobertura informativa que se tenía de las fuentes a las que ella representó en su momento, pero el respeto fue un valor que siempre prevaleció.
Congruente con su personalidad y sus capacidades, María Luisa defendía sus puntos de vista. Lo hacía con el mismo ánimo ferviente como cuando interrogaba a un entrevistado en sus tiempos de reportera.
Muchos han dicho de ella y se ha prejuzgado que en su oportunidad como servidora pública, se ganó más enemistades que amistades.
Eso, por supuesto, es historia aparte.
Lo que aquí ocupa más allá de todo lo que ocurría en los subterfugios del poder público y su relación con la prensa, es el hecho de que a una periodista la han aprehendido por lo que escribe y lo que piensa.
Con independencia de su estilo o su ética o su rigor, desde Código San Luis, María Luisa ha venido sosteniendo un esfuerzo crítico sobre la vida pública del estado.
Resulta obvio que en ese sentido, la crítica más punzante se dirija al gobernador Fernando Toranzo Fernández. Vaya, es el gobernador y es el personaje informativo de mayor peso en la entidad. Hablar de personajes de perfil menor, es algo esencialmente inútil.
María Luisa fue detenida en un operativo implementado por la Policía Ministerial. Se le señala como probable responsable de peculado por más de 30 millones de pesos.
En el aspecto político, resulta evidente que es un evento semejante al de los también ex funcionarios marcelistas, Joel Azuara Robles y Humberto Picharra Carrete.
Es probable que la actual administración haya identificado acciones ilegales por parte de María Luisa siendo funcionaria hace ya más de dos años.
¿Por qué actuar hasta ahora?
El gobernador Toranzo debe conocer la respuesta.
Por eso, visto este evento desde la perspectiva del ejercicio periodístico en San Luis Potosí, es muy probable que se trate de una agresión a la libertad de expresión.
Se podrá estar o no de acuerdo con lo que ella escribe como columnista y con lo que publica en Código San Luis. Sería muy lamentable que la detención obedezca a su forma de pensar y expresarse.
Bien haría el gobernador en aclarar públicamente el hecho, pues quiérase que no, en su gobierno ha habido signos de intolerancia ante la crítica.
Desde esta columna, un saludo a María Luisa.