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Sobre el gasto electoral y otros más
Por ALFREDO LUJAMBIO RAFFOLS
[email protected]
Febrero 3, 2012.
¿Sabía usted que las elecciones del 2012 nos costarán a los mexicanos, según el Presupuesto de Egresos de la Federación nada más 14,953 MILLONES DE PESOS? ¿Sabía usted que México gasta 230 pesos, por cada voto emitido, cuando Brasil gasta 4, (Sí, CUATRO)?. ¿Sabía usted que con la mitad de ésa suma se podrían incorporar 700 mil familias más al programa de Oportunidades? ¿Y que esa suma representa CUATRO veces los recursos destinados a reconstruir la red de carreteras federal, o que es tres veces el presupuesto para 230 millones de libros de texto para 25 millones de estudiantes? ¿Que con una fracción de ese presupuesto se podrían rescatar de la miseria y darles empleo y vida digna a todo el pueblo Tarahumara? ¿Sabía usted que México es el país del mundo en el que más caro cuestan las elecciones?
Además de éstos dramáticos datos, resulta que en cada proceso electoral, alguno que otro partido político, en especial el que usted ya sabe, el PRI, incrementa en lo oscurito, esos gigantescos gastos de las campañas, por la vía del ocultamiento y el desvío ilegal y subrepticio de recursos públicos.
Hagamos un poco de memoria. Seguramente recuerda usted el Pemexgate, estimado lector, aquél escandaloso caso en el año 2000, durante la campaña de Francisco Labastida Ochoa, cuando el sindicato petrolero transfirió al PRI recursos por más de 1200 millones de pesos recibidos de la paraestatal, mediante una burda maniobra de triangulación en la que depositó ese dinero en una cuenta de cheques del sindicato, en la ciudad de Houston. Dinero que dos semanas después acabó en las arcas de ése partido, que empezaba a ver ya muy cercana su derrota electoral. Fue tan estrepitoso y cínico el desvío de recursos públicos a la campaña del PRI, que en el 2001 ése partido tuvo que pagar una multa de 1000 millones de pesos que le impuso el Consejo General del IFE que en aquél entonces aun no se había burocratizado tanto y disfrutaba de amplia credibilidad y confianza ciudadana. Pocos meses después, el propio IFE, aplicó otra sanción al PAN, por una cifra cercana a los 800 millones de pesos, por haber excedido los límites legales en el gasto de campaña por recursos provenientes de la organización Amigos de Fox. No obstante, en estos dos casos, todo quedó en una sanción económica, pero nadie acabó en la cárcel, como cabría esperar, si viviéramos en éste país en un estado de derecho.
Conviene recordar éstos episodios, sobre todo cuando ocurre otro caso similar, con todas las probabilidades del mundo de tratarse de otro desvío de recursos públicos, ahora desde el estado de Veracruz, en el que el secretario de Planeación y Finanzas, Tomás Ruíz González, autorizó el envío de un avión cargado con dos maletas con 25 millones de pesos EN EFECTIVO que salió de Jalapa con destino a la ciudad de Toluca, Mex. Según esto, para pagar “la organización, promoción, y difusión de los eventos denominados Fiesta de la Candelaria, en Tlacotalpan, el carnaval de Veracruz y la Cumbre Tajín”. Pues ¿a cómo va a salir cada tamal? A ver quien le cree a éste funcionario que afirma: “le ganaron las prisas y los tiempos”. “Por la premura, por la urgencia de una serie de conceptos que tenían que ser pagados, sin la intención de ocultar absolutamente nada”.
Por lo pronto, ya hizo renunciar al tesorero del Estado de Veracruz. ¿Por qué? Si todo era legal y transparente, ¿porqué tuvo que renunciar el tesorero estatal? ¿Porqué no se le mantuvo en su puesto para demostrar con documentos y fehacientemente que todo era uno de tantos pagos habituales y legales de la tesorería estatal? Si “le ganaron las prisas y los tiempos” a todo un Secretario de Finanzas de Veracruz, el señor Tomás Ruíz, ¿ignora que con solo apretar un botón desde un escritorio puede transferir en milésimas de segundo cualquier cantidad de dinero a cualquier parte del país y sin ningún riesgo? En estos tiempos de inseguridad y asaltos por todos los rumbos del país, ¿qué necesidad tenía de exponer al personal al riesgo de sufrir un asalto al trasladar tanto dinero en efectivo? ¿Por qué los dos empleados que transportaban los 25 millones a Toluca no aparecen en las nóminas del estado?¿Por qué otorgar un contrato de ésa manera tan retorcida con una empresa del Estado de México? ¿A poco en el estado de Veracruz no existe ninguna empresa capaz de organizar y promover festejos y eventos? ¿No será más bien que se trata de “apoyos” ilegales como en el Pemexgate, a la campaña de Peña Nieto?
Dice el secretario de finanzas veracruzano que el envío de ése dinero, fue una decisión personal del Tesorero estatal Vicente Benítez, cuya renuncia “no significa que el gobierno del estado reconozca la comisión de algún delito”. Entonces ¿Por qué lo dejaron ir? ¿Por qué no lo retuvieron en el cargo para que desde ahí pudiera demostrar la completa legalidad de ésa operación?
No sé que ofende más al ciudadano que paga impuestos, si es la torpeza y libertinaje con que manejan los recursos del erario algunos funcionarios del gobierno, o que sean tan tarados para pensar que aceptaremos esa patraña de que el dinero fue para pagar POR ADELANTADO con puros billetes de mil y de a quinientos pesos, “los festejos de la Candelaria”. Que se los crea su abuela.
Cabe esperar que pronto las autoridades federales, que tienen retenidos ésos fondos hasta que se aclare a satisfacción si se trata de un delito de desvío de recursos públicos, como todo parece indicar, informen a la opinión pública del país y se apliquen las sanciones que correspondan, para empezar de una vez por todas a reducir la tremenda impunidad en que quedan casi siempre éste tipo de delitos que tanto agravian a los ciudadanos.
[email protected]
Febrero 3, 2012.
¿Sabía usted que las elecciones del 2012 nos costarán a los mexicanos, según el Presupuesto de Egresos de la Federación nada más 14,953 MILLONES DE PESOS? ¿Sabía usted que México gasta 230 pesos, por cada voto emitido, cuando Brasil gasta 4, (Sí, CUATRO)?. ¿Sabía usted que con la mitad de ésa suma se podrían incorporar 700 mil familias más al programa de Oportunidades? ¿Y que esa suma representa CUATRO veces los recursos destinados a reconstruir la red de carreteras federal, o que es tres veces el presupuesto para 230 millones de libros de texto para 25 millones de estudiantes? ¿Que con una fracción de ese presupuesto se podrían rescatar de la miseria y darles empleo y vida digna a todo el pueblo Tarahumara? ¿Sabía usted que México es el país del mundo en el que más caro cuestan las elecciones?
Además de éstos dramáticos datos, resulta que en cada proceso electoral, alguno que otro partido político, en especial el que usted ya sabe, el PRI, incrementa en lo oscurito, esos gigantescos gastos de las campañas, por la vía del ocultamiento y el desvío ilegal y subrepticio de recursos públicos.
Hagamos un poco de memoria. Seguramente recuerda usted el Pemexgate, estimado lector, aquél escandaloso caso en el año 2000, durante la campaña de Francisco Labastida Ochoa, cuando el sindicato petrolero transfirió al PRI recursos por más de 1200 millones de pesos recibidos de la paraestatal, mediante una burda maniobra de triangulación en la que depositó ese dinero en una cuenta de cheques del sindicato, en la ciudad de Houston. Dinero que dos semanas después acabó en las arcas de ése partido, que empezaba a ver ya muy cercana su derrota electoral. Fue tan estrepitoso y cínico el desvío de recursos públicos a la campaña del PRI, que en el 2001 ése partido tuvo que pagar una multa de 1000 millones de pesos que le impuso el Consejo General del IFE que en aquél entonces aun no se había burocratizado tanto y disfrutaba de amplia credibilidad y confianza ciudadana. Pocos meses después, el propio IFE, aplicó otra sanción al PAN, por una cifra cercana a los 800 millones de pesos, por haber excedido los límites legales en el gasto de campaña por recursos provenientes de la organización Amigos de Fox. No obstante, en estos dos casos, todo quedó en una sanción económica, pero nadie acabó en la cárcel, como cabría esperar, si viviéramos en éste país en un estado de derecho.
Conviene recordar éstos episodios, sobre todo cuando ocurre otro caso similar, con todas las probabilidades del mundo de tratarse de otro desvío de recursos públicos, ahora desde el estado de Veracruz, en el que el secretario de Planeación y Finanzas, Tomás Ruíz González, autorizó el envío de un avión cargado con dos maletas con 25 millones de pesos EN EFECTIVO que salió de Jalapa con destino a la ciudad de Toluca, Mex. Según esto, para pagar “la organización, promoción, y difusión de los eventos denominados Fiesta de la Candelaria, en Tlacotalpan, el carnaval de Veracruz y la Cumbre Tajín”. Pues ¿a cómo va a salir cada tamal? A ver quien le cree a éste funcionario que afirma: “le ganaron las prisas y los tiempos”. “Por la premura, por la urgencia de una serie de conceptos que tenían que ser pagados, sin la intención de ocultar absolutamente nada”.
Por lo pronto, ya hizo renunciar al tesorero del Estado de Veracruz. ¿Por qué? Si todo era legal y transparente, ¿porqué tuvo que renunciar el tesorero estatal? ¿Porqué no se le mantuvo en su puesto para demostrar con documentos y fehacientemente que todo era uno de tantos pagos habituales y legales de la tesorería estatal? Si “le ganaron las prisas y los tiempos” a todo un Secretario de Finanzas de Veracruz, el señor Tomás Ruíz, ¿ignora que con solo apretar un botón desde un escritorio puede transferir en milésimas de segundo cualquier cantidad de dinero a cualquier parte del país y sin ningún riesgo? En estos tiempos de inseguridad y asaltos por todos los rumbos del país, ¿qué necesidad tenía de exponer al personal al riesgo de sufrir un asalto al trasladar tanto dinero en efectivo? ¿Por qué los dos empleados que transportaban los 25 millones a Toluca no aparecen en las nóminas del estado?¿Por qué otorgar un contrato de ésa manera tan retorcida con una empresa del Estado de México? ¿A poco en el estado de Veracruz no existe ninguna empresa capaz de organizar y promover festejos y eventos? ¿No será más bien que se trata de “apoyos” ilegales como en el Pemexgate, a la campaña de Peña Nieto?
Dice el secretario de finanzas veracruzano que el envío de ése dinero, fue una decisión personal del Tesorero estatal Vicente Benítez, cuya renuncia “no significa que el gobierno del estado reconozca la comisión de algún delito”. Entonces ¿Por qué lo dejaron ir? ¿Por qué no lo retuvieron en el cargo para que desde ahí pudiera demostrar la completa legalidad de ésa operación?
No sé que ofende más al ciudadano que paga impuestos, si es la torpeza y libertinaje con que manejan los recursos del erario algunos funcionarios del gobierno, o que sean tan tarados para pensar que aceptaremos esa patraña de que el dinero fue para pagar POR ADELANTADO con puros billetes de mil y de a quinientos pesos, “los festejos de la Candelaria”. Que se los crea su abuela.
Cabe esperar que pronto las autoridades federales, que tienen retenidos ésos fondos hasta que se aclare a satisfacción si se trata de un delito de desvío de recursos públicos, como todo parece indicar, informen a la opinión pública del país y se apliquen las sanciones que correspondan, para empezar de una vez por todas a reducir la tremenda impunidad en que quedan casi siempre éste tipo de delitos que tanto agravian a los ciudadanos.