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Los inelegibles
Por EDUARDO MARTÍNEZ BENAVENTE
Abril 15, 2011
Sin alardear de sus vínculos familiares con el poder y sin que le interesara un comino la suerte de los potosinos, entidad que reconoció nunca haber visitado, un hijo de Carlos Salinas de Gortari les comentaba a un grupo de amigos, entre los que se encontraba un potosino, y sólo porque éste se lo preguntó, que su padre había intervenido directamente para que Enrique Peña Nieto y las personas que con él toman estas decisiones, incluyeran a Victoria Labastida como candidata del PRI al Senado de la República, por quien también –aseguró el júnior- abogaría para que en el 2015 contendiera por la gubernatura del estado.
Seguramente que el ex presidente no tuvo que ser muy insistente para convencer o instruir al ex gobernador mexiquense a que palomeara el nombre de la presidenta municipal con licencia en la lista de beneficiarios de uno de los cargos más apetecidos por los políticos –aseguran los que han estado ahí que es como alcanzar el paraíso-, lo que además se les facilitó porque se tenía que cumplir con la cuota de género y había muy pocas mujeres de dónde escoger. La otra fémina con la que compitió, la ex senadora Yolanda Eugenia González Hernández, con amplia experiencia en este cargo, no tuvo un padrino con el peso político que se requería para esa ocasión, y simple y sencillamente le ganaron la partida a pesar de la oposición del gobernador Fernando Toranzo que le profesa una especial animadversión.
Victoria Labastida y el grupo de trepadores insaciables que la rodea no representan un peligro en el Senado, como si lo son en la presidencia municipal o en el gobierno del estado. Es más, si llegara a ocupar una curul sería una senadora inofensiva que pasaría inadvertida por esa Cámara. Es tal su mediocridad que sería una más de ese montón de legisladores que sólo sirven para emitir su voto en el sentido que se los indique el coordinador de su fracción. Aunque existe el riesgo de que de esta manera podría colocarse en una posición privilegiada que le permitiría postularse dentro de 3 tres años como candidata del PRI al gobierno del Estado.
El caso de la candidatura de Teófilo Torres Corzo es diferente pues se resolvió gracias a las recomendaciones del gobernador del Estado y mediante una encuesta estatal en la que resultó con mejores calificaciones que el ex gobernador Horacio Sánchez Unzueta, su más cercano contrincante, quien una vez más se queda relegado, como cuando se lo chamaquearon con otra encuesta similar en la que supuestamente perdió con el senador Carlos Jiménez Macias.
Cuando todo indicaba que este osado personaje tenía seguro su ingreso a la Cámara Alta, cuando se preveía que lo peor que le podía suceder era que llegara como ocupante número uno de la primera minoría; aparece el representante del Partido Acción Nacional, impugnando a través de un recurso de revisión el acuerdo emitido el 29 de marzo por el IFE local, en el que se acordó admitir el registro de la fórmula de candidatos por el principio de mayoría relativa integrada por Teófilo Torres Corzo y Victoria Labastida, como candidatos al Senado por el PRI. El motivo de la inconformidad que hacen valer los panistas ante los consejeros nacionales del IFE se debe a que esta última no cumple con los requisitos de elegibilidad establecidos en el artículo 55 fracción V de la Constitución General de la República, pues tenía que haberse separado del cargo de Presidente Municipal en forma definitiva y dentro de los 90 días anteriores al de la elección, y no lo hizo, por lo que dicho registro debió haber sido negado, y por lo tanto, al quedar incompleta la fórmula, resulta también inelegible el ex gobernador interino, quien nunca se imaginó que su ocasional pareja le fuera a provocar tantos problemas. Tanto le estorba que ni siquiera la ha invitado a figurar en los vistosos espectaculares con los que promueve su excelsa imagen.
Parecería que los abogados del PAN, coordinados por Ángel Candia, estaban al asecho de sus rivales hasta que ésta cometió el último error para echárseles encima y dejarlos fuera de la contienda, pues debió haberse separado definitivamente de su cargo en la sesión de cabildo del 30 de marzo, en lugar de reincorporarse e inmediatamente después volver a solicitar otra licencia temporal que termina el 30 de julio, desafiando el mandato judicial e incurriendo en desacato. En política nadie sabe para quién trabaja, pues si los priistas quedan descalificados, el ex gobernador Fernando Silva Nieto tendría amplias posibilidades de llegar de nuevo al Senado, si no es que antes el combativo Fabián Espinosa lo baja del caballo, porque el candidato formal y el que cumplió con todos los requisitos fue el ex diputado local, hasta que apareció Manuel Camacho e impuso a su pupilo como candidato de las izquierdas.
El artículo 227 del COFIPE establece que dentro del plazo en el que se permite registrar a los candidatos al Senado –que se venció el 30 de marzo-, los partidos políticos podrán sustituir libremente a sus candidatos; pero que una vez que concluya ese término, sólo podrán cambiarlos por causas de fallecimiento, inhabilitación, incapacidad o renuncia. En los tres primeros casos los pueden sustituir en cualquier momento del proceso electoral, pero en el caso de renuncia sólo si se presenta dentro de los 30 días anteriores al de la elección. Ahora, ante la serie de agravios que ha sufrido la candidata al Senado por parte de algunos miembros de su partido, creo que difícilmente aceptaría renunciar dentro del plazo que le permite al PRI sustituirla por otro candidato si no le dan a su grupo algo a cambio, como podría ser esta misma posición, y seguramente que se esperaría hasta el último día para tomar una decisión que podría venir cuando se resuelva en definitiva el amparo que presentaron los compañeros navistas Rafael Aguilar y Juan Manuel Jurado contra la licencia que le fue otorgada para separarse de su cargo y que la obliga a que se reincorpore a la presidencia municipal.
No me extrañaría que el recurso que presentaron los panista les sirva también como instrumento para negociar con los priistas el desistimiento del recurso con el que a su vez intentan impugnar la candidatura de Alejandro Zapata a la presidencia municipal, porque supuestamente presentó un oficio en el que la fecha que señalaba anunciando su separación del Senado estaba alterada.
Abril 15, 2011
Sin alardear de sus vínculos familiares con el poder y sin que le interesara un comino la suerte de los potosinos, entidad que reconoció nunca haber visitado, un hijo de Carlos Salinas de Gortari les comentaba a un grupo de amigos, entre los que se encontraba un potosino, y sólo porque éste se lo preguntó, que su padre había intervenido directamente para que Enrique Peña Nieto y las personas que con él toman estas decisiones, incluyeran a Victoria Labastida como candidata del PRI al Senado de la República, por quien también –aseguró el júnior- abogaría para que en el 2015 contendiera por la gubernatura del estado.
Seguramente que el ex presidente no tuvo que ser muy insistente para convencer o instruir al ex gobernador mexiquense a que palomeara el nombre de la presidenta municipal con licencia en la lista de beneficiarios de uno de los cargos más apetecidos por los políticos –aseguran los que han estado ahí que es como alcanzar el paraíso-, lo que además se les facilitó porque se tenía que cumplir con la cuota de género y había muy pocas mujeres de dónde escoger. La otra fémina con la que compitió, la ex senadora Yolanda Eugenia González Hernández, con amplia experiencia en este cargo, no tuvo un padrino con el peso político que se requería para esa ocasión, y simple y sencillamente le ganaron la partida a pesar de la oposición del gobernador Fernando Toranzo que le profesa una especial animadversión.
Victoria Labastida y el grupo de trepadores insaciables que la rodea no representan un peligro en el Senado, como si lo son en la presidencia municipal o en el gobierno del estado. Es más, si llegara a ocupar una curul sería una senadora inofensiva que pasaría inadvertida por esa Cámara. Es tal su mediocridad que sería una más de ese montón de legisladores que sólo sirven para emitir su voto en el sentido que se los indique el coordinador de su fracción. Aunque existe el riesgo de que de esta manera podría colocarse en una posición privilegiada que le permitiría postularse dentro de 3 tres años como candidata del PRI al gobierno del Estado.
El caso de la candidatura de Teófilo Torres Corzo es diferente pues se resolvió gracias a las recomendaciones del gobernador del Estado y mediante una encuesta estatal en la que resultó con mejores calificaciones que el ex gobernador Horacio Sánchez Unzueta, su más cercano contrincante, quien una vez más se queda relegado, como cuando se lo chamaquearon con otra encuesta similar en la que supuestamente perdió con el senador Carlos Jiménez Macias.
Cuando todo indicaba que este osado personaje tenía seguro su ingreso a la Cámara Alta, cuando se preveía que lo peor que le podía suceder era que llegara como ocupante número uno de la primera minoría; aparece el representante del Partido Acción Nacional, impugnando a través de un recurso de revisión el acuerdo emitido el 29 de marzo por el IFE local, en el que se acordó admitir el registro de la fórmula de candidatos por el principio de mayoría relativa integrada por Teófilo Torres Corzo y Victoria Labastida, como candidatos al Senado por el PRI. El motivo de la inconformidad que hacen valer los panistas ante los consejeros nacionales del IFE se debe a que esta última no cumple con los requisitos de elegibilidad establecidos en el artículo 55 fracción V de la Constitución General de la República, pues tenía que haberse separado del cargo de Presidente Municipal en forma definitiva y dentro de los 90 días anteriores al de la elección, y no lo hizo, por lo que dicho registro debió haber sido negado, y por lo tanto, al quedar incompleta la fórmula, resulta también inelegible el ex gobernador interino, quien nunca se imaginó que su ocasional pareja le fuera a provocar tantos problemas. Tanto le estorba que ni siquiera la ha invitado a figurar en los vistosos espectaculares con los que promueve su excelsa imagen.
Parecería que los abogados del PAN, coordinados por Ángel Candia, estaban al asecho de sus rivales hasta que ésta cometió el último error para echárseles encima y dejarlos fuera de la contienda, pues debió haberse separado definitivamente de su cargo en la sesión de cabildo del 30 de marzo, en lugar de reincorporarse e inmediatamente después volver a solicitar otra licencia temporal que termina el 30 de julio, desafiando el mandato judicial e incurriendo en desacato. En política nadie sabe para quién trabaja, pues si los priistas quedan descalificados, el ex gobernador Fernando Silva Nieto tendría amplias posibilidades de llegar de nuevo al Senado, si no es que antes el combativo Fabián Espinosa lo baja del caballo, porque el candidato formal y el que cumplió con todos los requisitos fue el ex diputado local, hasta que apareció Manuel Camacho e impuso a su pupilo como candidato de las izquierdas.
El artículo 227 del COFIPE establece que dentro del plazo en el que se permite registrar a los candidatos al Senado –que se venció el 30 de marzo-, los partidos políticos podrán sustituir libremente a sus candidatos; pero que una vez que concluya ese término, sólo podrán cambiarlos por causas de fallecimiento, inhabilitación, incapacidad o renuncia. En los tres primeros casos los pueden sustituir en cualquier momento del proceso electoral, pero en el caso de renuncia sólo si se presenta dentro de los 30 días anteriores al de la elección. Ahora, ante la serie de agravios que ha sufrido la candidata al Senado por parte de algunos miembros de su partido, creo que difícilmente aceptaría renunciar dentro del plazo que le permite al PRI sustituirla por otro candidato si no le dan a su grupo algo a cambio, como podría ser esta misma posición, y seguramente que se esperaría hasta el último día para tomar una decisión que podría venir cuando se resuelva en definitiva el amparo que presentaron los compañeros navistas Rafael Aguilar y Juan Manuel Jurado contra la licencia que le fue otorgada para separarse de su cargo y que la obliga a que se reincorpore a la presidencia municipal.
No me extrañaría que el recurso que presentaron los panista les sirva también como instrumento para negociar con los priistas el desistimiento del recurso con el que a su vez intentan impugnar la candidatura de Alejandro Zapata a la presidencia municipal, porque supuestamente presentó un oficio en el que la fecha que señalaba anunciando su separación del Senado estaba alterada.