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Los Presidenciales
Cuarta y última parte
Por EDUARDO MARTÍNEZ BENAVENTE
Marzo 4, 2011
Andrés Manuel López Obrador es el único de los candidatos a la presidencia de la República que tendría el valor y voluntad para investigar y castigar a los responsables de los ilícitos más graves que han ocurrido en el país en materia de corrupción y criminalidad. López Obrador sería un presidente austero que no permitiría los derroches de la clase política, y que ha prometido disminuir hasta en un 50% los ingresos de todos los funcionarios, empezando por los de él. El artículo 127, fracción II de la Constitución General de la República establece que ningún burócrata podrá ganar más que el titular del Poder Ejecutivo, ni siquiera el gobernador Fernando Toranzo, que según un estudio comparativo que apareció en la prensa poblana el 23 de octubre de 2011, es el mandatario mejor remunerado del país, no obstante que estamos ubicados entre los seis estados más pobres del México.
La austeridad que vive y predica el candidato de la izquierda es auténtica. Sería un presidente que terminaría con las prebendas de los servidores públicos, como las que el sistema de Infomex acaba de dar a conocer para satisfacer la solicitud de un peticionario de información pública. Se trata de las remuneraciones y viajes oficiales del director de la Casa de Moneda, el contador Marcelo de los Santos, que según el reporte recibe un salario de 175 mil 828 pesos mensuales, más una serie de prestaciones que es muy difícil cuantificar porque la gratificación de fin de año se aplica discrecionalmente en los términos que emita el Ejecutivo Federal, además del pago de vacaciones, fondo de ahorro y hasta vales de despensa por mil 711 pesos mensuales, entre otros beneficios.
El documento revela que la empresa fabricante de monedas, que depende del gobierno federal, le pagó al ex gobernador del estado un boleto de avión en primera clase para que viajara placenteramente a Australia el 23 de septiembre de 2010, que le costó $137,676.98, cuando el mismo vuelo, pero en clase turista, vale $31,205.00, saliendo de San Luis Potosí, y que además erogó 54 mil 519 por concepto de viáticos durante su estancia de 7 días en Oceanía, que no se detallaron en el oficio. Se informa también que el vuelo que lo llevó a Singapur, el 26 de abril de 2011, le costó a los contribuyentes casi 146 mil pesos, cuando pudo haber hecho el mismo recorrido con 30 mil 099 pesos, si hubiera volado con la plebe de atrás. En esta ocasión le dieron 73 mil 991 para sus gastos, cuyos comprobantes tampoco se adjuntaron a la respuesta que se le entregó al solicitante. Estos despilfarros son tan sólo una pequeña muestra de los abusos en que incurren las élites de la burocracia, integrada por miles de funcionarios, que con sus excesos abonan a la pobreza y marginación en la que viven millones de mexicanos. Gastos que -de acuerdo a su normatividad- son legales porque se trata de desplazamientos aéreos con una duración de más de 4 horas, pero que, desde cualquier otro ángulo que se observen, son ofensivos, injustos e inmorales, y que sólo alguien como López Obrador se atrevería a suprimir.
Otro ejemplo del gasto irracional de recursos públicos, pero en este caso del gobierno estatal, es el que se desprende del documento que Infomex le entregó a Manuel Vázquez Alfaro, en el que consta un pago por $622,892.00 que se aplicó para cubrir el sueldo de la administradora de la Casa de Gobierno y de su auxiliar, durante el periodo que abarca del 1 de enero al 31 de diciembre de 2011. La Unidad de Información Pública de la Secretaría Particular del Gobernador del Estado reporta por este mismo sistema un gasto por $2,206,609.50 que se utilizó para pagar las facturas que presentó durante esos 12 meses la outsourcing encargada del mantenimiento y limpieza del inmueble, que realiza a través de 9 empleados no sindicalizados: más de 20 mil pesos mensuales por sirvienta. En esa nómina no están incluidos los salarios de los choferes ni de los guaruras ni de las secretarias que trabajan en este sitio. En gastos de operación o insumos para el funcionamiento de la casa que ocupa eventualmente el doctor Fernando Toranzo, se gastaron $365,572.00; más otros $117,624.00 para el mantenimiento de la alberca y $5,968.20 para la fumigación y control de plagas. Total: $3,318,665.70 que se destinaron a la atención de las incongruencias del gobernador del estado.
La información aclara que el pago por el mantenimiento de los jardines no está incluido en la relación anterior porque ese trabajo lo realiza la Dirección de Parques Tangamanga; y que para la electricidad y agua potable del inmueble existen convenios entre la Oficialía Mayor del Gobierno y las dependencias encargadas de proporcionar tales servicios “para disminuir gastos y optimizar recursos”; y con inocultable desvergüenza explica que: “La razón de lo anterior, es dar cumplimiento al Acuerdo Administrativo que establece las medidas de austeridad y disciplina del gasto de la administración pública estatal, publicado el 11 de enero de 2010”.
El país está a punto de colapsarse si no se toman medidas radicales e inmediatas de austeridad y disciplina en el gasto público. Nuestra economía está sostenida con alfileres. El día que caiga el precio del petróleo se derrumbarán también los ingresos fiscales. En el informe de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), correspondiente a la cuenta pública del 2010, se advierte que los gobiernos panistas están gastando cuatro veces más de lo que son capaces de generar y necesariamente tienen que recurrir más a la deuda para financiar los déficit. El incremento de la deuda pública alcanza niveles insostenibles: Felipe Calderón -menciona el reporte- ya la subió a 4 billones 445 mil 459 millones de pesos. Esto es el 34% del Producto Interno Bruto. La creció un 90.2% en los primeros 4 años de su administración. La economía mexicana no ha cumplido ni siquiera en la mitad la meta propuesta de creación de empleos; pero lo más grave, a juicio de la ASF, es que del total de la población ocupada en el 2010, el 44.4% (19.6 millones de trabajadores) percibió un ingreso de hasta dos salarios mínimos diarios, equivalente a unos 3 mil 346 pesos mensuales, que no les permite salir de jodidos.
Por EDUARDO MARTÍNEZ BENAVENTE
Marzo 4, 2011
Andrés Manuel López Obrador es el único de los candidatos a la presidencia de la República que tendría el valor y voluntad para investigar y castigar a los responsables de los ilícitos más graves que han ocurrido en el país en materia de corrupción y criminalidad. López Obrador sería un presidente austero que no permitiría los derroches de la clase política, y que ha prometido disminuir hasta en un 50% los ingresos de todos los funcionarios, empezando por los de él. El artículo 127, fracción II de la Constitución General de la República establece que ningún burócrata podrá ganar más que el titular del Poder Ejecutivo, ni siquiera el gobernador Fernando Toranzo, que según un estudio comparativo que apareció en la prensa poblana el 23 de octubre de 2011, es el mandatario mejor remunerado del país, no obstante que estamos ubicados entre los seis estados más pobres del México.
La austeridad que vive y predica el candidato de la izquierda es auténtica. Sería un presidente que terminaría con las prebendas de los servidores públicos, como las que el sistema de Infomex acaba de dar a conocer para satisfacer la solicitud de un peticionario de información pública. Se trata de las remuneraciones y viajes oficiales del director de la Casa de Moneda, el contador Marcelo de los Santos, que según el reporte recibe un salario de 175 mil 828 pesos mensuales, más una serie de prestaciones que es muy difícil cuantificar porque la gratificación de fin de año se aplica discrecionalmente en los términos que emita el Ejecutivo Federal, además del pago de vacaciones, fondo de ahorro y hasta vales de despensa por mil 711 pesos mensuales, entre otros beneficios.
El documento revela que la empresa fabricante de monedas, que depende del gobierno federal, le pagó al ex gobernador del estado un boleto de avión en primera clase para que viajara placenteramente a Australia el 23 de septiembre de 2010, que le costó $137,676.98, cuando el mismo vuelo, pero en clase turista, vale $31,205.00, saliendo de San Luis Potosí, y que además erogó 54 mil 519 por concepto de viáticos durante su estancia de 7 días en Oceanía, que no se detallaron en el oficio. Se informa también que el vuelo que lo llevó a Singapur, el 26 de abril de 2011, le costó a los contribuyentes casi 146 mil pesos, cuando pudo haber hecho el mismo recorrido con 30 mil 099 pesos, si hubiera volado con la plebe de atrás. En esta ocasión le dieron 73 mil 991 para sus gastos, cuyos comprobantes tampoco se adjuntaron a la respuesta que se le entregó al solicitante. Estos despilfarros son tan sólo una pequeña muestra de los abusos en que incurren las élites de la burocracia, integrada por miles de funcionarios, que con sus excesos abonan a la pobreza y marginación en la que viven millones de mexicanos. Gastos que -de acuerdo a su normatividad- son legales porque se trata de desplazamientos aéreos con una duración de más de 4 horas, pero que, desde cualquier otro ángulo que se observen, son ofensivos, injustos e inmorales, y que sólo alguien como López Obrador se atrevería a suprimir.
Otro ejemplo del gasto irracional de recursos públicos, pero en este caso del gobierno estatal, es el que se desprende del documento que Infomex le entregó a Manuel Vázquez Alfaro, en el que consta un pago por $622,892.00 que se aplicó para cubrir el sueldo de la administradora de la Casa de Gobierno y de su auxiliar, durante el periodo que abarca del 1 de enero al 31 de diciembre de 2011. La Unidad de Información Pública de la Secretaría Particular del Gobernador del Estado reporta por este mismo sistema un gasto por $2,206,609.50 que se utilizó para pagar las facturas que presentó durante esos 12 meses la outsourcing encargada del mantenimiento y limpieza del inmueble, que realiza a través de 9 empleados no sindicalizados: más de 20 mil pesos mensuales por sirvienta. En esa nómina no están incluidos los salarios de los choferes ni de los guaruras ni de las secretarias que trabajan en este sitio. En gastos de operación o insumos para el funcionamiento de la casa que ocupa eventualmente el doctor Fernando Toranzo, se gastaron $365,572.00; más otros $117,624.00 para el mantenimiento de la alberca y $5,968.20 para la fumigación y control de plagas. Total: $3,318,665.70 que se destinaron a la atención de las incongruencias del gobernador del estado.
La información aclara que el pago por el mantenimiento de los jardines no está incluido en la relación anterior porque ese trabajo lo realiza la Dirección de Parques Tangamanga; y que para la electricidad y agua potable del inmueble existen convenios entre la Oficialía Mayor del Gobierno y las dependencias encargadas de proporcionar tales servicios “para disminuir gastos y optimizar recursos”; y con inocultable desvergüenza explica que: “La razón de lo anterior, es dar cumplimiento al Acuerdo Administrativo que establece las medidas de austeridad y disciplina del gasto de la administración pública estatal, publicado el 11 de enero de 2010”.
El país está a punto de colapsarse si no se toman medidas radicales e inmediatas de austeridad y disciplina en el gasto público. Nuestra economía está sostenida con alfileres. El día que caiga el precio del petróleo se derrumbarán también los ingresos fiscales. En el informe de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), correspondiente a la cuenta pública del 2010, se advierte que los gobiernos panistas están gastando cuatro veces más de lo que son capaces de generar y necesariamente tienen que recurrir más a la deuda para financiar los déficit. El incremento de la deuda pública alcanza niveles insostenibles: Felipe Calderón -menciona el reporte- ya la subió a 4 billones 445 mil 459 millones de pesos. Esto es el 34% del Producto Interno Bruto. La creció un 90.2% en los primeros 4 años de su administración. La economía mexicana no ha cumplido ni siquiera en la mitad la meta propuesta de creación de empleos; pero lo más grave, a juicio de la ASF, es que del total de la población ocupada en el 2010, el 44.4% (19.6 millones de trabajadores) percibió un ingreso de hasta dos salarios mínimos diarios, equivalente a unos 3 mil 346 pesos mensuales, que no les permite salir de jodidos.