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De rumores, psicosis y reacciones oficiales
Por JUAN ANTONIO GONZÁLEZ
Marzo 3, 2010.
Por JUAN ANTONIO GONZÁLEZ
Marzo 3, 2010.
El lunes, uno de marzo, el Gobierno del Estado emitió un comunicado de prensa para invitar a la ciudadanía a no atender rumores sobre incidentes de inseguridad. El boletín de prensa, fue la reacción tardía a una serie de especulaciones que generaron pánico en Ciudad Valles el pasado viernes 26 de febrero.
El encabezado del boletín reza “Llama el Gobierno a no creer en informaciones sin fundamento” e invita a privilegiar “la calma y la cordura”.
En su edición del sábado, el periódico Pulso colocó a ocho columnas una nota fechada en Ciudad Valles, en la que se daba cuenta de una situación de “psicosis” entre la población, derivado de una serie de rumores sobre balaceras en distintas partes de ese municipio.
El rumor alcanzó tal grado de presunta certeza, que los comercios cerraron y los alumnos abandonaron sus escuelas fuera del horario normal de clases.
La socialización del rumor se empezó a concretar desde un día antes, pues por la tarde, en la capital entre reporteros de distintos medios de comunicación se buscaba confirmar la certeza de un evento en contra de elementos policíacos de la avanzada de la Secretaría de Seguridad Pública en el marco de la Cabalgata de las Huasteca.
El mismo lunes, en entrevista, Enrique Galindo Ceballos, secretario de Seguridad Pública aclaró que lo ocurrido tenía origen en especulaciones, aunque en su caso, admitió el robo de un vehículo oficial, mismo que luego fue encontrado, tras haber sido incendiado.
Al parecer, el rumor tuvo origen en ese hecho.
Sin embargo, llama la atención que si fue, como se aclara, un incidente menor ¿Por qué no se aclaró el mismo día?
“El rumor es la precaución que toman los hechos antes de convertirse en verdad”, reflexiona el Coronel Carlos Eugenio de Moori Koening, personaje de Tomás Eloy Martínez en la majestuosa novela Santa Evita.
En su comunicado, el gobierno a través de la Secretaría de Seguridad Pública exhorta a “no caer en la creencia de falsos rumores” y solicita que en el mejor de los casos, la sociedad espere a enterarse por lo que reporte la autoridad.
Si, como en este caso, es necesario esperar días a que se aclaren los rumores, el llamado gubernamental pareciera carecer de sentido, pues el antídoto más eficiente para eliminar el rumor es precisamente la información oportuna y la transparencia.
“Todo rumor es inocente por principio, así como toda verdad es culpable, porque no se deja contaminar, no se puede llevar de boca en boca”, continúa el personaje del escritor y periodista argentino fallecido hace unas semanas.
Cierto, la responsabilidad en el progreso de una especie argumentada en el discurso del rumor, es decir, con una estructura basada en el engaño, no es sólo de quien la propala sino también de quienes, teniendo la verdad, no la difunden.
A su vez, el boletín cita al gobernador Fernando Toranzo Fernández, quien ante los rumores precisa: “el mandatario insistió a los ciudadanos a no hacer caso de informaciones sin fundamento, a guardar la calma y no caer en un nerviosismo injustificado generado por rumores”.
En ese sentido, solicita la colaboración de los medios masivos de comunicación, a los que considera fundamentales para “conservar la cordura y la tranquilidad”.
Cierto es que los medios de comunicación juegan un papel relevante en estos momentos de incertidumbre motivada por la inseguridad, lo cual exige actuar con responsabilidad en torno a la elaboración y publicación de las noticias.
Sin embargo, en el caso específico, el rumor ha pasado a ser parte de la noticia. No se trata sólo de cumplir con la necesaria obligación de confirmar el dato, sino de reflejar también lo que ocurre.
El periodista Carlos Marín, director de Milenio Diario, sugiere “si te mientan la madre, confirma el dato”.
Confirmar la veracidad del rumor que se expande como reguero de pólvora o como simple chisme de vecindad o de café, puede resultar sencillo, pero la información no se reduce a eso, sino que bien visto, publicar los efectos nocivos que genera el rumor, no puede ser del todo nocivo e irresponsable.
Al final del día, lo que importa es reportar el parte del día y en Ciudad Valles, lo que ha ocurrido es que el rumor ha afectado la vida de la ciudad y sus habitantes, ya que reaccionaron a un rumor a falta de información oportuna que mostrara lo contrario.
El llamado oficial a no atender al rumor, llegó tarde. El rumor llegó, se expandió, surtió sus efectos y desapareció.
¿Y el gobierno apá?
El encabezado del boletín reza “Llama el Gobierno a no creer en informaciones sin fundamento” e invita a privilegiar “la calma y la cordura”.
En su edición del sábado, el periódico Pulso colocó a ocho columnas una nota fechada en Ciudad Valles, en la que se daba cuenta de una situación de “psicosis” entre la población, derivado de una serie de rumores sobre balaceras en distintas partes de ese municipio.
El rumor alcanzó tal grado de presunta certeza, que los comercios cerraron y los alumnos abandonaron sus escuelas fuera del horario normal de clases.
La socialización del rumor se empezó a concretar desde un día antes, pues por la tarde, en la capital entre reporteros de distintos medios de comunicación se buscaba confirmar la certeza de un evento en contra de elementos policíacos de la avanzada de la Secretaría de Seguridad Pública en el marco de la Cabalgata de las Huasteca.
El mismo lunes, en entrevista, Enrique Galindo Ceballos, secretario de Seguridad Pública aclaró que lo ocurrido tenía origen en especulaciones, aunque en su caso, admitió el robo de un vehículo oficial, mismo que luego fue encontrado, tras haber sido incendiado.
Al parecer, el rumor tuvo origen en ese hecho.
Sin embargo, llama la atención que si fue, como se aclara, un incidente menor ¿Por qué no se aclaró el mismo día?
“El rumor es la precaución que toman los hechos antes de convertirse en verdad”, reflexiona el Coronel Carlos Eugenio de Moori Koening, personaje de Tomás Eloy Martínez en la majestuosa novela Santa Evita.
En su comunicado, el gobierno a través de la Secretaría de Seguridad Pública exhorta a “no caer en la creencia de falsos rumores” y solicita que en el mejor de los casos, la sociedad espere a enterarse por lo que reporte la autoridad.
Si, como en este caso, es necesario esperar días a que se aclaren los rumores, el llamado gubernamental pareciera carecer de sentido, pues el antídoto más eficiente para eliminar el rumor es precisamente la información oportuna y la transparencia.
“Todo rumor es inocente por principio, así como toda verdad es culpable, porque no se deja contaminar, no se puede llevar de boca en boca”, continúa el personaje del escritor y periodista argentino fallecido hace unas semanas.
Cierto, la responsabilidad en el progreso de una especie argumentada en el discurso del rumor, es decir, con una estructura basada en el engaño, no es sólo de quien la propala sino también de quienes, teniendo la verdad, no la difunden.
A su vez, el boletín cita al gobernador Fernando Toranzo Fernández, quien ante los rumores precisa: “el mandatario insistió a los ciudadanos a no hacer caso de informaciones sin fundamento, a guardar la calma y no caer en un nerviosismo injustificado generado por rumores”.
En ese sentido, solicita la colaboración de los medios masivos de comunicación, a los que considera fundamentales para “conservar la cordura y la tranquilidad”.
Cierto es que los medios de comunicación juegan un papel relevante en estos momentos de incertidumbre motivada por la inseguridad, lo cual exige actuar con responsabilidad en torno a la elaboración y publicación de las noticias.
Sin embargo, en el caso específico, el rumor ha pasado a ser parte de la noticia. No se trata sólo de cumplir con la necesaria obligación de confirmar el dato, sino de reflejar también lo que ocurre.
El periodista Carlos Marín, director de Milenio Diario, sugiere “si te mientan la madre, confirma el dato”.
Confirmar la veracidad del rumor que se expande como reguero de pólvora o como simple chisme de vecindad o de café, puede resultar sencillo, pero la información no se reduce a eso, sino que bien visto, publicar los efectos nocivos que genera el rumor, no puede ser del todo nocivo e irresponsable.
Al final del día, lo que importa es reportar el parte del día y en Ciudad Valles, lo que ha ocurrido es que el rumor ha afectado la vida de la ciudad y sus habitantes, ya que reaccionaron a un rumor a falta de información oportuna que mostrara lo contrario.
El llamado oficial a no atender al rumor, llegó tarde. El rumor llegó, se expandió, surtió sus efectos y desapareció.
¿Y el gobierno apá?